El papa Francisco falleció este 21 de abril a las 7:35 a. m. en su departamento de la Domus Santa Marta, en el Vaticano.
Según el certificado médico, la causa fue un ictus cerebral con colapso cardiocirculatorio irreversible. Así lo indicó la Dirección de Salud e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.
El informe médico mencionó que el pontífice sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) que lo llevó al coma y luego provocó la falla irreversible del corazón.
A esa hora, medios italianos señalaron que el Papa se había despertado con un estado de salud estable. Sin embargo, media hora más tarde presentó un derrame cerebral que causó su muerte.
Un ictus cerebral ocurre cuando se interrumpe de forma repentina el flujo de sangre al cerebro, lo cual impide que el oxígeno llegue a las neuronas.
Esto puede suceder por un coágulo que bloquea una arteria (ictus isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico).
Según especialistas, si el daño cerebral es masivo y compromete áreas que controlan la conciencia y funciones vitales como la circulación, puede derivar en un coma profundo y posteriormente en un colapso cardiocirculatorio.
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Los síntomas de alerta de un ictus incluyen dificultad para hablar, pérdida de fuerza en brazos o piernas, alteraciones en la vista y descoordinación de movimientos.
También puede haber hormigueo o adormecimiento en la cara o extremidades. Si estos signos desaparecen al poco tiempo, es probable que se trate de un ataque isquémico transitorio (AIT), que aún requiere atención médica urgente.
El papa Francisco presentaba un estado de salud delicado desde hacía meses. A mediados de febrero lo internaron por una bronquitis complicada que luego derivó en una neumonía bilateral.
El tratamiento hospitalario identificó una infección polimicrobiana y se confirmó que sufría de bronquiectasias, una afección pulmonar crónica que predispone a infecciones frecuentes.
Además, tenía antecedentes de hipertensión, diabetes tipo II y una resección pulmonar previa. Todos estos factores complicaron su evolución.
El Vaticano informó que el Sumo Pontífice vivió los últimos días de Pascua en la Plaza San Pedro con la salud “como pudo”, mientras aún impartía la tradicional bendición urbi et orbi.
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