“Soledad” y “Eréndira” eran los dos amores que remitían cartas románticas al capo del narcotráfico Rafael Caro Quintero, mejor conocido como el “Narco de narcos”, durante su estadía en el penal de alta seguridad de Puente Grande, en el estado de Jalisco, donde estuvo recluido entre el 2007 y el 2010.
La fama y popularidad de Caro Quintero habría trascendido los años y las celdas. Todavía 20 años después de su detención en Alajuela, Costa Rica, en abril de 1985, dos mujeres le mandaban correspondencia a uno de los fundadores del Cártel de Guadalajara, o al menos eso hacía creer a todos Caro Quintero.
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Ahora se presume que, detrás de los mensajes y cartas de sus supuestas admiradoras, se encontraría otro poderoso narcotraficante, quien realmente le mandaba a “R1″, como también se le conocía en sus días de jefe narco, las cartas de amor a la cárcel federal de máxima seguridad de Puente Grande.
Conocido por su destreza para los negocios y tráfico de drogas, así como su inteligencia, el capo se habría valido de un plan de correspondencia romántica durante tres años para tener comunicación con uno de sus exsicarios y fundador del Cartel de Sinaloa, Joaquín ‘Chapo’ Guzmán.
¿Soledad, Eréndira o El Chapo?
Así lo documentó el escritor J. Jesús Lemús en el libro Los malditos 2. El último infierno, en el que relata que el “Chapo” y Caro Quintero intercambiaban cartas que el líder del Cártel de Sinaloa firmaba como una mujer, ya sea con el nombre de “Soledad” o “Eréndira”.
Con base en lo escrito por el periodista michoacano, “a Caro Quintero le llegaban cartas que el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional de México) suponía del ‘Chapo’ Guzmán. Las cartas, dijo un funcionario federal, las escribían de manera indistinta ‘Soledad’ o ‘Eréndira’. Estaban fechadas en Guadalajara.
“En ellas, le contaba de manera muy escueta las últimas novedades en la calle. Noticias ‘que salían en la tele sobre la guerra contra el narco’. Le decían ‘cómo estaba la familia’ en el último párrafo no dejaban de refrendar ‘su apoyo y solidaridad para hacer lo que fuera’ para que él estuviera bien”, narra Lemus, en un capítulo de Los malditos 2.
Aunque no se conoce detalladamente la correspondencia entre ambos líderes de los cárteles más poderosos de México, dicha estrategia de comunicación no fue ajena o desconocida para el Cisen que, según documenta J. Jesús Lemús, estaba al tanto.
Además, dicha correspondencia “amorosa” entre Guzmán Loera y el “Narco de narcos” duró tres años, hasta antes de que Rafael Caro Quintero fuera trasladado al Reclusorio Preventivo de Guadalajara, en el 2010.
Caro Quintero salió de prisión en agosto del 2013, tras 28 años tras las rejas por el homicidio del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena.
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Su captura se realizó en una lujosa quinta, a tres kilómetros del aeropuerto Juan Santamaría, donde se refugió junto con Sara Cosío, su pareja, reportada como secuestrada por su familia, y cinco personas más.
El contacto de la joven Cosío fue, precisamente, el que permitió a las autoridades mexicanas ubicar donde se refugiaba, para luego en coordinación con las fuerzas costarricenses detenerlo y remitirlo de inmediato a México.
Tras estar libre y en fuga desde el 2013, Caro Quintero fue recapturado el pasado 15 de julio, como uno de los criminales más buscados en México y Estados Unidos.
La detención se realizó en Guachochi, estado de Chihuahua, por efectivos de la Secretaría de Marina (Semar). Ahí se refugiaba el narcotraficante como líder del Cártel de Caborca, con el que disputaba el control del tráfico de drogas sintéticas hacia Estados Unidos con el Cártel de Sinaloa.