Washington. El Departamento de Salud de Estados Unidos recortará unos 10.000 puestos de trabajo como parte de una reforma más amplia del gobierno de Donald Trump, según un comunicado oficial publicado el jueves.
Incluyendo jubilaciones anticipadas y las llamadas “renuncias diferidas”, el departamento reducirá su plantilla de empleados a tiempo completo de 82.000 a 62.000.
“No solo estamos reduciendo la expansión burocrática”, dijo el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr, en el comunicado. “Estamos reajustando la organización a su misión principal y a nuestras nuevas prioridades para revertir la epidemia de enfermedades crónicas”, agregó.
Los despidos involucran a diferentes áreas del departamento y a agencias que supervisa, en particular a las responsables de la respuesta a epidemias y la aprobación de nuevos medicamentos.
“Este rediseño será una solución en la que todos ganan para los contribuyentes”, afirmó Kennedy Jr en la nota oficial.
El exabogado medioambiental asumió el liderazgo del departamento a mediados de febrero con la promesa de atacar a las instituciones que “roban la salud” a los estadounidenses.
Varios trabajadores, expertos y científicos del sector se opusieron a la designación de Kennedy Jr por sus posturas antivacunas.
El objetivo del gobierno es disminuir de 28 a 15 el número de departamentos de la cartera y reducir a la mitad sus oficinas regionales.
Desde su regreso al poder, el presidente Donald Trump ha realizado recortes radicales en la administración federal, con despidos masivos que han sido objeto de acciones ante la justicia.
El mandatario suprimió 92% de los fondos para programas en el extranjero de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuyo presupuesto anual ascendía a $42.800 millones, es decir 42% de la ayuda humanitaria mundial.
La medida ha generado mucha preocupación en agencias internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Jean-François Corty, presidente de Médicos del Mundo, advirtió que, el cese en la ayuda humanitaria estadounidense es brutal y “es una tragedia humana”, pues estimó que conllevará decenas miles de muertes en el mundo.