Bruselas. Las imágenes de centenares de vehículos atascados en las arterias viales intentando salir de la ciudad de Kiev, en Ucrania, podrían ser solo el preludio de otra crisis que está por estallar: la de refugiados a causa de la ofensiva armada emprendida por el presidente ruso Vladimir Putin.
La incursión armada rusa dirigida a apoderarse de la península de Crimea en 2014, provocó 1,5 millones de desplazados internos, de acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Vecinos como Polonia, recibieron unas 300.000 personas, con lo cual el número de ucranianos radicando en ese país aumentó a 2 millones.
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“Debemos estar preparados para enfrentar una ola de hasta un millón de personas”, adelantó el viceministro del Interior polaco, Maciej Wasik, con relación a la tensión mundial actual.
Además de Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia se han venido preparando para enfrentar la masiva llegada ucranianos. Praga albergó a 130.000 en 2015.
Shelly Culbertson y Charles Ries, del centro de investigación RAND Corporation, sostienen que la escalada iniciada por el presidente Vladimir Putin tiene el potencial de provocar una tragedia humanitaria mayor a la de hace 8 años.
En aquella ocasión, la ofensiva rusa estuvo geográficamente focalizada en Crimea y Dombás, en la región sur y este del país, caracterizada por tener una numerosa población de habla rusa.
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Esta vez, una incursión armada en el centro y el oeste de Ucrania podría dar lugar a grandes flujos de personas hacia los países vecinos, la mayoría de los cuales son estados miembros de la Unión Europea (UE).
Entre tres y cinco millones de personas podrían verse obligadas a abandonar su hogar como consecuencia de la eventual expansión de los campos de batalla, estima el Ministerio de Defensa ucraniano; mientras que las autoridades estadounidenses manejan cifras que van del millón a los cinco millones.
Sería la mayor movilización de personas registrada en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, con riesgo a traducirse en una catástrofe humanitaria de impacto en la política europea.
“La crisis migratoria de 2015 tuvo efectos significativos en la política europea e ilustró los posibles riesgos políticos. Florecieron los partidos de extrema derecha en Alemania, Austria, Francia y otros lugares.
“En el caso de movilizaciones mucho más grandes de ucranianos, los impactos políticos podrían ser similares y reforzar los movimientos nacionalistas y de derecha”, advierten los investigadores en un análisis divulgado por RAND.
A la expectativa
Las agencias humanitarias ya encendieron las alarmas. La organización Save the Children estima que al menos 100.000 personas abandonaron sus hogares en el este de Ucrania desde la noche del lunes.
En tanto que la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), advierte que la intensificación de las hostilidades representa una amenaza inmediata para la vida y el bienestar de 7,5 millones de niños. Sostiene que el empleo de artillería pesada en la línea que divide a ambos bandos, ya dañó significativamente el servicio de agua y la infraestructura escolar.
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Antes de que Putin ordenara el avance de sus tropas, la situación ya era delicada en Ucrania. La Organización Mundial de la Salud (OMDS) estimó en enero que alrededor de 2,9 millones de personas padecían necesidades humanitarias.
Los expertos sostienen que una forma de mitigar los impactos del éxodo que se avecina, es considerando a los ucranianos que emigran como un activo económico. Esto podría lograrse adoptando un enfoque en el que se reconozcan sus habilidades y conocimientos, de manera que las personas puedan ser orientadas para que lleguen a comunidades con escasez de mano de obra.
La UE podría desarrollar un sistema de residencia o visas de trabajo de mediano plazo, en línea con lo que hizo Polonia durante la ola de ucranianos de 2014 o la estrategia que ha seguido Colombia con los venezolanos.
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De esta manera se evitaría el error cometido en 2015, cuando hubo fragmentación al interior de la Unión ante la llegada de 1,3 millones de inmigrantes que solicitaron asilo buscando escapar de conflictos en Oriente Medio y la pobreza en África.
El ministro de Finanzas de Ucrania, Sergii Marchenko, ha declarado que las personas dispuestas a abandonar el país ya lo hicieron.
Asegura que el acuerdo vigente con la UE permite viajar sin necesidad de visado. Indicó que en caso de que Rusia opte por escalar la confrontación, solo un reducido número de personas apostaría por ir a Europa en busca de un lugar más seguro.