El congreso boliviano aceptó anoche, por mayoría, la renuncia que el ahora expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada envió por escrito, en medio de gritos de opositores que lo llamaron “asesino”.
“Al poner mi renuncia a consideración del Congreso nacional lo hago con la íntima convicción de que la aceptación de la misma no corresponde, ya que no se puede retirar a un presidente elegido, por mecanismos de presión y de violencia que están al margen de la ley”, decía la carta de renuncia, que no ocultó el sinsabor del exmandatario con la decisión adoptada ayer.
Anoche trascendió que Sánchez de Lozada, junto a su esposa Ximena Iturralde, y otros miembros de su familia, viajarían a Miami procedentes de la ciudad de Santa Cruz (oeste), confirmaron fuentes de la aerolínea.
Luego de aceptar la renuncia, el Congreso juramentó a Carlos Mesa como el nuevo presidente de Bolivia.
“Mi primera obligación es rendir mi más sentido y profundo homenaje a las mujeres y los hombres de Bolivia que en estos días ofrendaron sus vidas por la patria, la democracia y el futuro”, dijo Mesa al aceptar el cargo.
Mesa, de 50 años e historiador y periodista, fue hasta ayer el vicepresidente del país, y según la Constitución Política debe terminar el período presidencial de su antecesor, en el 2005.
Presionado
Sánchez de Lozada debió renunciar tras un mes de bloqueos carreteros y marchas sindicales y campesinas que estrangularon a La Paz y El Alto, y produjeron enfrentamientos con las fuerzas armadas y el ejército que dejaron más de 70 muertos.
Las protestas inicialmente apuntaban al rechazo de un proyecto privado de exportación de gas a Estados Unidos y México, pero en las últimas dos semanas se concentraron en exigir la renuncia de Sánchez de Lozada por considerarlo responsable de un intento de traicionar a la patria, pues la alternativa más barajada era la de hacerlo por un puerto chileno, y luego por las muertes.
La mayoría de la población del oeste de la nación –epicentro de los conflictos– se opone a la exportación por Chile toda vez que Bolivia perdió su costa en una guerra con ese país, en 1879.
Reacciones
Las reacciones no se hicieron esperar. Miles de personas se congregaron en el centro de La Paz, sede del Gobierno, para celebrar la salida del ya expresidente Sánchez de Lozada.
Con el grito de “Sí se pudo” y al son de improvisadas bandas de música, la masa reunida en la plaza estalló de júbilo tras la impotencia reprimida en los últimos días.
El líder opositor Evo Morales dijo que el expresidente “debe ser juzgado por delitos de lesa humanidad” bajo las leyes bolivianas o ante la Corte Penal Internacional (CPI).
Brasil fue el primer país que ofreció su colaboración con el nuevo gobierno de Mesa, anunció ayer la Cancillería de esa nación.
Al cierre de esta edición, Estados Unidos –aliado del expresidente– no se había pronunciado sobre la renuncia de Sánchez de Lozada y el nombramiento de Mesa en la primera magistratura.
Sin embargo, horas antes de la lectura de la casa, el comando militar estadounidense anunció que enviará un pequeño equipo de especialistas en seguridad a la embajada de ese país en Bolivia, para evaluar la situación del país tras los disturbios de 32 días.