Valencia. Los rescatistas continúan este lunes en la búsqueda de más víctimas en los estacionamientos subterráneos de Valencia. Seis días después de las inundaciones, las cifras ascienden a al menos 217 muertos en España.
El domingo se vivió una jornada caótica cuando los reyes de España y el presidente del gobierno fueron recibidos con insultos y bolas de barro por una población desesperada en una de las localidades afectadas en la región de Valencia. La prioridad sigue siendo encontrar a los desaparecidos e identificar los cadáveres.
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El último balance registra 217 fallecidos a causa de las lluvias torrenciales que provocaron riadas de lodo el martes pasado. La mayoría de las víctimas (213) se localizan en Valencia, mientras tres muertes ocurrieron en la vecina Castilla-La Mancha y una en Andalucía.
Las autoridades advierten que el número de víctimas podría aumentar, pues aún hay muchos desaparecidos.
Víctimas en estacionamientos subterráneos es una incógnita
Uno de los mayores temores se centra en el estacionamiento subterráneo de Bonaire, un centro comercial en Aldaia, localidad de 31.000 habitantes en las afueras de Valencia. Casi la mitad de los 5.700 puestos de estacionamiento se ubican en el sótano, ahora completamente inundado.
Imágenes difundidas en televisión y redes sociales muestran la rampa de acceso al garaje sumergida en agua y lodo, sobre la cual flotan numerosos escombros. Las escaleras mecánicas dentro del centro comercial también están completamente sumergidas.
“El centro comercial está devastado en la parte superior. Y la parte inferior es una incógnita terrible. No sabemos lo que vamos a encontrar”, declaró a TVE el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján. “Queremos ser prudentes, pero (...) puede ser desolador”, señaló.
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En los últimos días, los militares instalaron varias bombas para achicar el agua. Los buzos lograron ingresar al estacionamiento, pero hasta ahora no encontraron cuerpos.
En las zonas más afectadas por las inundaciones, la población vive en angustia e irritación. Las calles siguen bloqueadas por pilas de automóviles o muebles arrastrados por la corriente. Algunas áreas aún carecen de electricidad y señal telefónica.
“Yo nací aquí y lo he perdido todo”, expresó con voz quebrada Teresa Gisbert, una mujer de 62 años de Sedaví, localidad de 10.000 habitantes al sur de Valencia. En su vivienda, una línea oscura a más de un metro de altura indica hasta dónde llegó el agua el martes.
“Decían ‘alarma por agua’, pero debieron decir que era una riada”, lamentó Gisbert, al igual que muchas personas que critican la tardanza en las alertas emitidas el día de la catástrofe.
Ciudadanos arremetieron contra el presidente y reyes de España
El domingo, la rabia fue visible cuando los reyes de España, Felipe VI y Letizia; el presidente Pedro Sánchez; y el jefe del gobierno de Valencia, Carlos Mazón, fueron recibidos con gritos de “asesinos” y el lanzamiento de bolas de barro, palos y otros objetos en Paiporta, municipio valenciano duramente golpeado.
Sánchez fue evacuado en medio de la tensión y Mazón se retiró poco después. Los reyes, con ropa y rostro manchados de barro, intentaron dialogar con la gente, protegidos por sus guardaespaldas, quienes fueron empujados constantemente. Finalmente, abandonaron el lugar y cancelaron la visita a otra localidad dañada.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, reconoció al canal La Sexta que fue “un error” organizar esta visita sin prever “la indignación” que enfrentaría la comitiva, cuando Paiporta, con al menos 70 muertos, sigue buscando desaparecidos y limpiando sus calles.
Debido al mal estado de las carreteras y las lluvias, las autoridades mantuvieron este lunes restricciones de circulación en varias vías de Valencia. Los colegios permanecerán cerrados.
En el área metropolitana de Barcelona, en Cataluña, el tráfico de trenes de cercanías fue suspendido, y se creó un comité de crisis en el aeropuerto de Barcelona, donde una quincena de vuelos fueron desviados debido a las fuertes lluvias, según las autoridades.