El aceite de ricino es mundialmente conocido como medicamento laxante, pero el residuo de su preparación, la ricinina, la sustancia más tóxica del reino vegetal, es un veneno mortal.
El ricino, Ricinus communis, es una planta originaria de las regiones tropicales de África, pero se ha extendido también a regiones de clima templado de todo el mundo. Se cultiva para fines comerciales en California y todo el sur de Estados Unidos. La ricinina puede extraerse del aceite de ricino no totalmente purificado. Esta sustancia actúa como veneno celular que inhibe la síntesis de proteínas complejas en los intestinos, lo que provoca trastornos en el aparato digestivo.
Cuando es ingerida, provoca cólicos, diarreas, vómitos y deshidratación. La ricinina es tóxica para el hígado y el páncreas; produce hemorragias e hipoglicemia. Después, viene un estado de conmoción y la muerte.
Si es respirada, mediante aerosol o pulverización, la ricinina desarrolla una toxicidad aún mayor, produciendo edemas pulmonares hemorrágicos.
Un décimo de gramo es suficiente para matar a un hombre de 100 kilos de peso. Y no existe antídoto para este veneno.
Su potencial como arma biológica es importante dada su alta toxicidad y el hecho de que es sumamente fácil adquirir las semillas de ricino.