“Soy Sadam Husein al-Majid, presidente de la República de Iraq”, dijo ayer el exdictador al juez de instrucción y al director general del Tribunal Especial Iraquí (TSI) que fueron a entregarle su orden de detención.
Vestido de forma tradicional árabe, visiblemente más flaco, con bigote, Sadam dio unos “buenos días” glaciales a la asistencia y luego preguntó: “Van a interrogarme hoy, sí o no?”, contó a la AFP un adjunto del TSI que fue testigo de la escena.
Para demostrar su desprecio a sus visitantes, Sadam se sentó en una silla mientras la asistencia seguía de pie.
“Parecía estar en buena salud, orgulloso y sin ningún remordimiento”, añadió el adjunto. La entrevista no duró más de cinco minutos.
El derrocado presidente y 11 de los responsables de su régimen fueron puestos bajo responsabilidad iraquí, aunque militarmente siguen bajo la custodia de la Fuerza multinacional.
Todo empezó el miércoles a las 05:00 locales. “Fui a casa de Salem Chalabi (presidente del TSI). Preparamos algunos papeles y nos dirigimos con otras personas (hacia el lugar donde está detenido Sadam) en un cortejo de cuatro o cinco coches”, contó este adjunto del TSI, que no quiso revelar el lugar del encuentro.
“Llegamos hacia las 8:45 y esperamos un cuarto de hora antes que Sadam entrara en la habitación”.
Los demás responsables del antiguo régimen, vestidos con traje de prisionero pero con distintos colores, entraron uno tras de otro.
“Todo el procedimiento duró solo un cuarto de hora y a las 9:15 todo había terminado”, agregó.
Primer paso
Esta operación fue el primer paso del proceso que debe llevar al juicio de Sadam y de sus colaboradores, que serán juzgados por el Tribunal Especial Iraquí (TSI).
El ministro de Justicia, Malek Dohan al-Hassan, aseguró que el expresidente sería condenado a muerte si era reconocido culpable de los crímenes de que se le acusa.
“Si las pruebas que serán examinadas confirman los crímenes gravísimos de los que se les acusa (a Sadam y sus hombres), el Tribunal especial (...) tendrá la posibilidad de condenarlos a la pena de muerte”, explicó.
“Tuvimos una reunión, poco después del traspaso de poderes, durante la cual tomamos decisiones (...), una de las cuales fue el restablecimiento de la pena de muerte”, declaró.
La pena de muerte fue suspendida por el jefe del Mando central estadounidense (Centcom), el general Tommy Franks, poco después de empezada la guerra que derrocó a Sadam en abril del 2003.
El 12 de junio del 2003, la coalición ocupante adoptó el Código Penal iraquí de 1969, pero con la suspensión de la pena capital.
Sadam y sus 11 colaboradores serán acusados hoy oficialmente por el TSI.