Lejos de ser un mesías religioso, el actor y director Mel Gibson demostró ser un buen mercader de películas taquilleras, tras la proyección esta semana de su cinta La Pasión de Cristo.
Gibson, de 48 años, conocido por filmes taquilleros como Mad Max, Arma Letal, Maverick , es un conservador y ferviente católico, quien ha defendido a ultranza la realización de la cinta, duramente criticada.
Líderes judíos reaccionaron con preocupación al indicar que la interpretación que hace la película sobre el rol de los judíos en la ejecución de Cristo puede despertar sentimientos antisemitas en los espectadores.
Esas acusaciones fueron respaldadas de alguna forma por los comentarios del padre de Gibson, Hutton Gibson, quien indicó esta semana que el Holocausto fue exagerado por los judíos.
Mel Gibson se defendió ante las acusaciones de que él y su película son antisemitas, al insistir en una entrevista con la cadena ABC que nunca intentó ser parte de un “juego de acusaciones” sobre quién tiene la responsabilidad de la muerte de Cristo.
Renglón seguido justificó: “No creo haber traicionado los Evangelios, creo que he sido fiel a ellos (en esta película). Simplemente creo que los Evangelios son verdades. Baso mi fe en estos testimonios de los Evangelios”.
La polémica, lejos de afectar la difusión de la cinta, se convirtió en levadura para sus bolsillos: en su día de estreno en las pantallas de Estados Unidos recaudó $26,6 millones, y para su proyección fueron necesarias 4.600 salas en lugar de las 2.500 previstas en principio.
Gibson invirtió $30 millones de su propio pecunio para la realización de La Pasión de Cristo , rodada en arameo y un dialecto del latín, lo que supone que podría recuperar la inversión inicial.
La polémica ha llegado a tal grado que varios de los principales productores y directores de Hollywood habrían dicho, entre corrillos, que evitarán trabajar con Gibson.
“No importa qué digo. Importa lo que haré y es que no lo contrataré ni lo apoyaré en sus proyectos”, dijo un alto ejecutivo cinematográfico.
Pero la película no solamente es controversial sino dramática, al punto que durante una proyección en Kansas, en el centro de los Estados Unidos, una mujer murió a causa de una crisis cardíaca durante la escena de la crucifixión.
En medio del fuego cruzado entre Gibson y sus detractores se encuentran los miles y miles de personas que se agolpan en las salas de cine, en una frenética carrera por no perderse las últimas 12 horas de vida de Cristo.
Aunque ha sido lapidada por la prensa, los principales críticos reconocieron la habilidad de Gibson de hacer de esta cinta un éxito de taquilla, al proyectarla el mismo día en que la Iglesia Católica celebró la Cuaresma y a cuatro días de la entrega de los Oscar, por efectuarse hoy domingo.