La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó ayer, en Guatemala, su preocupación por la impunidad en los crímenes de nueve reporteros latinoamericanos ocurridos durante el último semestre.
Los asesinatos fueron cometidos en Brasil, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Venezuela y Colombia, país donde fue asesinado un vendedor de periódicos, según las conclusiones de la 60ª asamblea general de la SIP, celebrada en la colonial Antigua Guatemala.
En el cónclave participaron 500 periodistas de 27 países.
Según las conclusiones, durante los últimos seis meses la lucha por la libertad de prensa sufrió serios reveses en muchos países del hemisferio, en su mayoría a manos de criminales que operan con impunidad.
El problema se agrava por “regímenes represivos en Cuba y Venezuela” y funcionarios de gobierno que procuran legislaciones restrictivas.
El documento calificó de execrable el caso de México, donde el director del semanario Zeta en Tijuana (norte), Francisco Ortiz, fue asesinado el pasado 22 de junio cuando investigaba el crimen de otros dos periodistas, Héctor Félix Miranda y Víctor Manuel Oropeza.
Por el crimen de Ortiz, quien ganó el premio que otorga la SIP, fueron capturados cinco miembros de un cartel de narcotraficantes, mientras que el presidente, Vicente Fox, ordenó que los crímenes sean investigados con el apoyo del gobierno federal para agilizar las pesquisas.
La SIP también condenó el encarcelamiento de 32 periodistas cubanos, entre ellos el vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa del organismo, Raúl Rivero.
La entidad hemisférica del periodismo consideró en sus conclusiones que la situación en Venezuela “está dando un giro alarmante hacia la restricción e intimidación de la prensa”.
“Se está poniendo una llamada Ley de Responsabilidad Social de la Radio y la Televisión que amordazaría a los medios y le daría al Gobierno control fundamental sobre la programación y, en efecto, permitiría la censura previa”, lamentó la entidad.
De acuerdo con la SIP, en Argentina la situación es similar a la de Venezuela, pues la política hacia los medios promovida por el presidente, Néstor Kirchner, fue descrita como “una total sordera oficial”.