Ucrania. A pesar de meses de combates intensos en el frente ucraniano, Kostia mantiene su sentido del humor, incluso al referirse a Donald Trump y sus promesas de resolver el conflicto con Rusia.
“El 20 de enero es la investidura de Trump. El 21 de enero es el fin de la guerra. El 22 de enero espero celebrar mi cumpleaños en casa”, afirma con sarcasmo el soldado de 23 años.
Trump asegura que logrará un alto el fuego en 24 horas. En Ucrania, muchos temen que presione a Kiev para aceptar condiciones rusas. En el frente oriental, donde los soldados enfrentan el avance ruso en Donbás, las promesas del presidente electo generan escepticismo.
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“Es posible una paz rápida”, dice Kostia con tono serio. Valeria, su compañero de 22 años, interviene: “Pero solo a nuestra costa”. Los dos jóvenes aprovechan un descanso con otros camaradas a pocos kilómetros de la ciudad de Kurajove, bajo ataque de las tropas rusas.
Trump no aportó ningún detalle de sus planes para arrastrar a los dos rivales a la mesa de negociación, ni mucho menos de los términos de un acuerdo que ambas partes puedan aceptar.
Y a diferencia de Joe Biden, no animó a la victoria de Kiev y criticó repetidamente la ayuda militar estadounidense a Ucrania.
Los temores sobre su estrategia se agravaron después de que nombrara como emisario ucraniano a Keith Kellogg, un general retirado que instó a Kiev a hacer concesiones para terminar la guerra.
‘Nos están abandonando’, afiman ucranianos
Exhaustos después de casi tres años de guerra, entre los soldados ucranianos reina la desconfianza.
Kostia cree que una hipotética paz no detendrá a Rusia. “Solo conseguiríamos una paz de corta duración, la guerra continuará”, dice.
Según él, los aliados occidentales están dejando a Ucrania cada vez más sola ante un rival mucho más poderoso. “Ya nos están abandonando. No importa si Trump es presidente o no. Pactarán con Rusia otra vez. Y seremos absorbidos”, augura.
Las tropas rusas aceleraron su ofensiva en noviembre y tomaron unos 725 km² de territorio ucraniano, mayoritariamente en la región oriental de Donetsk, según un análisis de esta agencia de los datos del Instituto del Estudio de la Guerra de Estados Unidos.
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Es el mayor progreso en un mes para Moscú desde marzo de 2022.
“Estamos perdiendo”, dice Volodimir, destacado cerca de Pokrovsk, una ciudad minera e importante centro logístico en Donetsk que se encuentra en la mira de las tropas rusas.
Tiene 23 años pero aparenta muchos más después de meses de despiadados combates. “Los soldados ya están hartos. Todo el mundo tiene familias, allegados... Todo el mundo quiere volver a casa”, dice con una voz sombría.
Sin embargo, tampoco guarda esperanzas de una paz rápida. “Rusia atacará de nuevo, pase lo que pase”.
‘Volverán a por nosotros’
Muchos comparten esa opinión, también un antiguo profesor de historia que usa el seudónimo del escritor francés Alexandre Dumas.
El hombre de 44 años, indiferente ante la elección de Trump, asegura que no cree “en los dulces sueños de una paz en 24 horas”.
“Tan pronto como declaren un alto el fuego, yo dejo este país. Porque volverán a por nosotros, rearmados, en cinco o diez años”, afirma.
“Por supuesto todos estamos agotados, pero tenemos que seguir luchando”, insiste este soldado, que considera que son los civiles quienes presionan por un acuerdo.
Pero Yuri, un civil que huyó de la ciudad de Toretsk, también se posiciona en contra de una tregua.
Sentado en un autobús de evacuación con su gato, el exminero de 56 años tiene la mirada perdida.
Su casa fue bombardeada recientemente. Recuerda que tuvo que “cavar, cavar y cavar todavía más” para intentar, en vano, recuperar el cadáver de su hijo.
Para él, las promesas de una paz rápida son un insulto.
“¡No me lo creo!”, exclama. “Putin continuará hasta el final de Ucrania”.