El general Augusto Pinochet fue sometido ayer a exámenes mentales que determinarán si su vejez y demencia, diagnosticada el 2001, le permitirían enfrentar un eventual juicio por la desaparición de izquierdistas.
Las pericias ordenadas por el juez Juan Guzmán se realizaron durante dos horas en la residencia de Pinochet, de 88 años, y fueron aplicadas por especialistas en neurología y psiquiatría.
El magistrado dijo que “los exámenes se realizaron de la mejor manera, con la máxima transparencia”.
La calle de acceso a la mansión del general, en el acomodado barrio de La Dehesa, fue cerrada por vallas de seguridad policiales, que mantuvieron aislada a la prensa. Al lugar llegaron 15 manifestantes a favor de Pinochet.
Posible juicio
Guzmán esperará los resultados de los exámenes hasta el 8 de octubre para determinar si abre un juicio a Pinochet por un caso de 25 izquierdistas desaparecidos entre 1975 y 1981.
Las conclusiones médicas señalarán si su demencia ha avanzado y el estado de su salud mental general, precisó uno de los examinadores.
Guzmán ordenó que antes de las pruebas se le extrajera sangre para determinar si la lucidez de Pinochet se ve alterada por los medicamentos que usa por sus otras enfermedades, incluidas diabetes y problemas coronarios.
Uno de los peritos médicos, Jorge Tapia, fue designado por el juez, otro por la defensa, el neurólogo personal de Pinochet Sergio Ferrer, y el tercero por los querellantes, Martín Cordero.
Tapia conduce las pruebas, bajo la observación de sus colegas, que pueden opinar.
Pinochet conoce los exámenes porque los enfrentó en enero del 2001, después que Guzmán lo procesó por el secuestro y asesinato de 75 prisioneros políticos en 1973.
Ese año los médicos concluyeron que padecía una demencia de leve a moderada, causada por sucesivos microderrames cerebrales. Guzmán opinó que Pinochet exhibía una “imputabilidad disminuida aunque no extinguida”, y mantuvo el juicio.
Un año después, la Corte Suprema lo sobreseyó porque dijo que no podía organizar una defensa adecuada. El mismo tribunal esgrimió la demencia en dos ocasiones más para rechazar que se abrieran juicios a Pinochet.
Ferrer afirmó miércoles que la demencia de Pinochet “es irreversible, después de cierto número de años se produce un aumento exponencial del deterioro mental”.