Kenia. El mundo tiene una oportunidad “histórica” para abordar la contaminación plástica iniciando a principios de marzo debates sobre un tratado que regule este fenómeno que ahoga la biodiversidad, según la presidenta del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
“Es un gran momento para los libros de historia”, explica Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, el programa especializado de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuya asamblea general –que se abre el lunes en Nairobi– debería iniciar las conversaciones sobre un tratado internacional sobre el plástico.
Este acuerdo, cuya elaboración llevaría varios años, podría representar “el mayor avance multilateral en materia de medio ambiente desde el acuerdo de París” sobre la lucha contra el cambio climático en 2015, estima Andersen
Más de un centenar de países se reunirán a partir de este lunes en Kenia para dar los primeros pasos hacia un “histórico” tratado internacional que haga frente a la crisis del plástico que golpea al planeta.
La contaminación por plástico se extiende desde residuos en los hielos del Ártico, a trozos que lastiman los vientres de las ballenas y afectan la atmósfera de la Tierra, lo cual aumenta la presión sobre los gobiernos para tomar una acción conjunta contra esta plaga.
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Los negociadores están elaborando un marco para un tratado sobre el plástico que sea vinculante y que los diplomáticos involucrados afirman que constituye el pacto medioambiental más ambicioso desde el Acuerdo de París sobre el Clima de 2015.
En la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ANUE), que deberá decidir la creación de un comité intergubernamental de negociación, se presentarán varios textos para la apertura de negociaciones con vistas a un tratado sobre el plástico.
Entre ellos figuran la lucha contra la contaminación, el reciclado y los posibles límites de utilización o de producción de plásticos.
Las negociaciones deberían durar al menos dos años, y el tiempo apremia. De los 460 millones de toneladas de plásticos producidos en 2019 en el mundo, menos del 10% son reciclados y 22% son abandonados en vertederos salvajes, quemados a cielo abierto o arrojados al medio ambiente, según las últimas estimaciones de la OCDE.
Unos 20 millones de toneladas de estos residuos llegan a las aguas del planeta, extendiéndose por todos los océanos, donde afectan a la biodiversidad marina "desde el plancton más pequeño hasta la ballena más grande", según el WWF.
Además, el plástico es un derivado de los hidrocarburos, combustibles fósiles que generan emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global.
Parte de la vida humana
Si bien Andersen se niega a pronunciarse sobre el contenido exacto que debe negociarse, subraya que es “ilusorio” tratar de reducir los residuos sin atacar la fuente. “Es importante cerrar el grifo. Si seguimos contaminando aquí y limpiando allá, no se termina más”, destaca.
Muchos países, entre ellos Estados Unidos y China, grandes productores y usuarios, apoyan en principio un tratado, pero sin avanzar en medidas concretas.
Las grandes multinacionales consumidoras de envases, como Coca Cola o Unilever –así como los productores– han asumido compromisos, en particular en materia de reciclado, y se han declarado favorables a un tratado. Las ONG medioambientales, por su parte, abogan por límites de producción.
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"No podemos salir de esta situación simplemente reciclando", afirma Andersen. "Tenemos que entender que el plástico forma parte de nuestras vidas. Se usa en la construcción, en el sector médico y donde es realmente necesario. Pero también se utiliza donde no es indispensable", abunda.
Los objetivos vinculantes en un marco jurídico común garantizarían a los Estados y al mundo económico un terreno equitativo, insiste la responsable. Pero ante la acumulación de plástico ya constatada, “no tenemos 10 años, hay que hacerlo, y rápido”, añade.
A pocos días de la apertura formal de la asamblea, Andersen muestra cierto optimismo, señalando un nivel de apoyo "muy inusual" para tal iniciativa. "Tenemos que asegurarnos que todo esto se confirme. Y vamos a empujar muy fuerte en esa dirección", resume.
Desde 1950, la tasa de producción de plástico ha crecido más que la de cualquier otro material, superando ampliamente los esfuerzos hechos en cada país para mantener el medioambiente libre de contaminación.
Hoy, cada año se producen aproximadamente 300 millones de toneladas de basura compuesta de plástico, lo que equivale al peso de toda la humanidad junta.
Menos de un 10% es reciclado y la gran mayoría termina en vertederos o en los océanos.
Según algunas estimaciones, cada minuto se vierte en el mar el equivalente a un camión basurero lleno de plástico, lo que envenena la vida marina y ensucia las costas de todo el mundo.
Además partículas microscópicas entran en la cadena alimentaria, con lo que eventualmente afectan también a la dieta de los humanos.