Washington . Veinte años después de que la nave Viking fotografiara las enigmáticas caras de Marte, el Surveyor de la NASA reveló que la "esfinge" del Planeta Rojo es una simple meseta con cráteres.
Las imágenes enviadas en 1976 por la sonda Viking desde Marte mostraban una formación rocosa, algo similar a un rostro humano, pero de dos kilómetros de longitud, que dio pie a teorías tan fabulosas como la de que pudiera ser la obra megalítica de civilizaciones desaparecidas.
"Una simple ilusión óptica", ha dicho ahora la Agencia Espacial Estadounidense sobre aquel rostro, "una cuestión de luces y sombras", provocada por la posición de la nave Viking en la órbita marciana.
Simple meseta
Las fotografías tomadas ahora por el Mars Global Surveyor, moderna sonda de la NASA, muestran, desde otra posición, una simple meseta con cráteres y estribaciones rocosas, carente de todo interés.
Las nuevas revelaciones echan un jarro de agua fría sobre el mito de la "esfinge" marciana, pero no han logrado acallar las críticas de quienes creen que la NASA oculta la verdad sobre los "arquitectos del espacio", un poco al estilo de la serie televisiva Expedientes X.
Para ellos, las caras de Marte podrían tener una significación similar a los mapas de Nazca, en Perú, unas gigantescas líneas con forma de pájaro, solo reconocibles desde el espacio, que algunos creen diseñadas en el pasado por navegantes cósmicos.
Estos mismos defensores de la teoría de la conspiración espacial acusaron en 1993 a la NASA de sabotear la nave Mars Observer, perdida cuando se aproximaba al planeta, supuestamente con el fin de que no pudiera fotografiar la obra megalítica descubierta por la nave Viking.
La Viking orbitaba en julio de 1976 la región de Cydonia, en Marte, a unos 400 kilómetros de la superficie del planeta, cuando captó con luz del atardecer marciano la imagen que han hecho famosa todas las publicaciones científicas y paranormales.
Ahora, la nave Surveyor con luz cenital y con unos lentes con una resolución diez veces superior a las de la Viking, ha vuelto a fotografiar la misma zona, pero la visión es distinta.
La prominencia que parecía una nariz y las depresiones ensombrecidas que sugerían unos ojos han desaparecido y, en su lugar, solo quedan grietas y ondulaciones propias de la rugosa superficie del planeta.
A 500 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, Marte, que recibe el nombre del dios romano de la guerra por su color rojo, es un pequeño planeta que, sin embargo, posee las mayores depresiones volcánicas del sistema solar.
Marte ha fascinado desde siempre a los estudiosos del espacio, por su similitud con la Tierra, aspecto que hizo concebir la esperanza de que podría albergar algún tipo de vida, y por los enigmáticos canales, que ya fueron vistos desde la antigüedad con simples telescopios.
Como los canales, formaciones tectónicas naturales, las colinas que se asemejan a una cara en la superficie marciana "son simples erosiones rocosas", afirmó Arden Albee, director del proyecto científico de la nave Mars Global Surveyor en la NASA.
Albee agregó que esas colinas y mesetas son el mismo tipo de paisaje geográfico que puede verse en la Tierra desde cualquier avioneta.