Por horas no lograron nada. Entonces llegó la luz del día y con ella un poco de esperanza.
Rescatistas que pasaron la noche en busca de sobrevivientes debajo de los escombros de una escuela en el sur de la Ciudad de México localizaron la mañana del miércoles con vida a una niña, en un ala del edificio de tres pisos que se derrumbó dejando una montaña de concreto.
La televisión mexicana muestra cómo los rescatistas trabajan para remover los restos de la escuela Enrique Rébsamen para llegar hasta la pequeña.
Los conductores de Foro TV señalaron que le gritaron que moviera su mano y así lo hizo.
Los cuerpos de 21 niños y cuatro adultos habían sido retirados antes de la pila de concreto en que quedó reducida la escuela primaria y secundaria de tres pisos.
El presidente Enrique Peña Nieto había dicho que también se buscaba a otros 30 menores desaparecidos.
Con la ayuda de vigas para prevenir desmoronamientos pudieron abrir un hueco para ingresar al edificio mientras por momentos pedían silencio para escuchar los posibles pedidos de ayuda sobrevivientes.
Pedro Serrano, un médico de 29 años, fue uno de los civiles que se unió a las labores de rescate. Se arrastró por una grieta entre los restos del edificio. "Hicimos hoyos, luego pecho a tierra entramos", dijo Serrano.
Con muy poco espacio, se movió como pudo para ir lo más profundo posible entre los restos de la escuela destrozada.
"Logramos entrar a un salón colapsado, vimos unos sillones, una mesas de madera", relató el doctor. "Y de allí lo primero que encontramos fue una pierna. De allí empezamos a mover escombros y encontramos una niña y dos adultos, una mujer y un masculino".
Ninguno estaba vivo.
Los rescatistas los dejaron ahí. No había manera de sacarlos.
Frente a la escuela corría el rumor de que dos familias habían recibido mensajes de WhatsApp de niñas atrapadas entre los escombros. Nadie, sin embargo, podía asegurar que fuera verdad.
Policías, bomberos y civiles también buscan desesperados este miércoles entre los escombros de escuelas y viviendas a sobrevivientes del sismo más letal en México en tres décadas, mientras la cifra total de muertos crecía a 225.
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¿Aún había esperanza?
Serrano parecía cansado, pero dijo que los rescatistas seguirían intentando.
"Oímos uno poco de ruido", dijo. "Pero no sabemos si viene de arriba o abajo, de las paredes de arriba o de alguien pidiendo ayuda abajo".
Las labores de búsqueda de los sobrevivientes del sismo comenzaron la noche del martes. Camiones llenos de voluntarios armados con picos y palas recorrieron las calles oscuras de la capital mexicana.
Los rescatistas tuvieron que apalancar las losas de concreto caídas con vigas de madera para evitar que siguieran derrumbándose y bloquearan cualquier pequeño resquicio de aire que quedara.
Los voluntarios pasaban vigas de madera y cubos llenos de escombros. Por momentos se quedaban quietos y en silencio procurando escuchar alguna voz mientras alzaban los puños en un gesto de esperanza, solidaridad y entereza.
México busca entre las ruinas
El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, publicó el miércoles en su cuenta de Twitter una cifra revisada de 225 muertos confirmados.
Al menos 94 personas murieron en Ciudad de México, 71 en el estado de Morelos, 43 en Puebla, 12 en el estado de México que rodea la capital, cuatro en Guerrero y uno en Oaxaca.
En un mensaje de video difundido el martes por la noche, Peña Nieto hizo un llamado a la calma y dijo que las autoridades trabajaban para llevar ayuda, señalando que el 40% de la Ciudad de México y el 60% del cercano estado de Morelos se habían quedado sin electricidad.
En el centro del país la gente acudió para ayudar a sus vecinos cuando decenas de edificios se vinieron abajo.
El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dijo que había 38 derrumbes sólo en la capital mexicana, después de que el temblor remeciera los rascacielos e hiciera que miles de personas salieran en pánico a las calles.
Largas filas de voluntarios pasaban restos de mano en mano en una planta textil derrumbada donde murieron varias personas.
Cuando fue rescatada una persona con vida rompieron en gritos de "¡Sí se puede!".
Carlos Mendoza, de 30 años, ayudó a remover escombros y auxiliar en el rescate de víctimas en uno de los edificios caídos en la colonia Roma.
Cubierto de polvo, dijo que llevaba tres horas trabajando y había logrado sacar a dos personas vivas del derrumbe.
"Al ver esto, venimos a ayudar. Está fea, muy fea... Es muy triste, alarmante".
Unas calles más allá, Alma González estaba en su departamento cuando el terremoto colapsó el piso más bajo de su edificio.
Sus vecinos la ayudaron montando una escalera en el techo para que pudiera salir a través de una ventana.
A lo largo del día los rescatistas sacaron a personas cubiertas de polvo, algunas apenas conscientes y otras heridas de gravedad, de unas tres docenas de inmuebles derruidos.
Utilizaron carros de un supermercado cercano para llevar agua a la zona de rescate y retirar escombros. Al caer la noche se colocaron grandes focos de luz en las zonas de recuperación, pero trabajadores y voluntarios pidieron luces frontales.
En el lugar donde colapsó un edificio de oficinas de seis plantas en la capital, las hermanas Cristina y Victoria López Torres formaban parte de una cadena humana para llevar agua.
Ricardo Ibarra, de 48 años, sí recordaba el sismo de 1985 y dijo que no había visto nada igual hasta ahora. Vestido con un brillante chaleco naranja y cargando una mochila con una bolsa de dormir, dijo que él y sus amigos sólo querían ayudar.
También se derrumbaron edificios en el estado de Morelos, incluidos el ayuntamiento y una iglesia local en Jojutla, cerca del epicentro.
Una docena de personas murió en Jojutla. Parte de una escuela secundaria local, el Instituto Morelos, se derrumbó, pero la directora del centro, Adelina Anzures, dijo que el simulacro organizado por la mañana había venido bien.
Cuando llegó el sismo, agregó Anzures, niños y profesores salieron con rapidez y nadie resultó herido. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó que el sismo registrado a las 13:14 local tuvo una magnitud de 7,1 grados y que el epicentro se ubicó cinco kilómetros al noreste de la localidad de Raboso, en el estado de Puebla.
El movimiento tuvo 51 kilómetros de profundidad. Buena parte de la Ciudad de México se alza sobre el lecho de una antigua laguna y el terreno puede amplificar los efectos de los temblores centrados a cientos de kilómetros.
El terremoto parecía no relacionado con el temblor de 8,1 grados de magnitud registrado el 7 de setiembre en el sur del país, que también se sintió en la capital mexicana y dejó 90 fallecidos.