Freilassing, Alemania. AFP. Tras haber acogido durante semanas a miles de personas, Alemania decidió este domingo restablecer temporalmente los controles en sus fronteras para frenar la llegada masiva de migrantes, una decisión que suspende de facto el espacio de libre circulación en Europa.
Miles de personas seguían intentado llegar a Europa, por lo cual aquel país dispuso “introducir de manera provisional controles en sus fronteras, en particular con Austria”, dijo el ministro del Interior , Thomas de Maiziere, para intentar hacer frente a la presión migratoria, en particular en Múnich (sur), adonde han llegado 63.000 personas en dos semanas.
Los dos países pertenecen al llamado espacio Schengen , un acuerdo entre 26 países –22 de ellos de la Unión Europea (UE)– por donde las personas pueden circular en principio libremente sin controles fronterizos.
La medida, que el Gobierno justificó por las dificultades logísticas y humanitarias para atender a los migrantes, muchos de ellos sirios, empezó a funcionar de inmediato y la Policía ya controlaba el domingo por la noche su frontera con Austria,
En Freilassing (sureste), un punto fronterizo cercano a la ciudad austríaca de Salzburgo, la Policía detuvo a tres sirios y les pidió que se quedaran en la carretera a la espera de decidir su estatuto.
A finales de agosto, Berlín decidió no devolver a los sirios al país por donde habían entrado a la UE, como establecen las reglas en vigor en Bruselas, lo que abrió la vía a la llegada masiva de gente que huye de la guerra.
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Situación límite. Pero la situación ha llegado al límite y los solicitantes de asilo tienen que entender “que no pueden elegir los Estados en los que buscan protección”, dijo el ministro alemán de Interior, c uyo gobierno prevé para este año el arribo a su territorio de 800.000 refugiados, un récord.
En ese asunto, Alemania está de acuerdo con Francia, cuyo ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, pidió el domingo el “respeto escrupuloso” de las reglas de Schengen e hizo la observación de que la decisión alemana se vio forzada porque algunos países de la UE no las respetaron.
El tráfico ferroviario entre Alemania y Austria quedó suspendido y la República Checa decidió también suspender su conexiones con Austria. En Hungría, la Policía declaró el “estado de alerta” en el sur y el oeste, fronterizos con Austria y Eslovenia.
En Alemania, la presión migratoria es especialmente fuerte en Múnich (sur), principal puerta de entrada al país, adonde han llegado 63.000 personas en dos semanas. Solo el sábado se registraron 13.000 entradas en la ciudad, capital de la región de Baviera.
Durante el fin de semana, las autoridades locales advirtieron de que están “al límite” y muchos migrantes tuvieron que dormir a la intemperie por falta de lugar en los centros de acogida.
La Comisión Europea (CE, órgano ejecutivo del bloque) reaccionó rápidamente y dijo que la decisión de Alemania demuestra la “urgencia” del plan europeo para responder a la crisis.
Este lunes, los ministros del Interior y de Justicia de la Unión Europea se encontrarán de urgencia en Bruselas para analizar el problema.
Tanto Alemania como la CE quieren imponer cuotas de reparto obligatorias a los 28 países del bloque para acoger a un total de 160.000 migrantes, una medida rechazada por varios Estados, sobre todo en el este de Europa.
Es el caso de Eslovaquia, que reiteró su oposición al sistema de cuotas, “un sinsentido”, según el primer ministro Robert Fico. O de Hungría, que el sábado registró un récord de llegadas de migrantes (4.330) y cuyo primer ministro, Víktor Orban, expresó comprender “perfectamente” la decisión alemana.
Durante el fin de semana, miles de migrantes intentaron entrar en territorio húngaro antes de que el Gobierno termine la valla que está construyendo en su frontera con Serbia.