Viena. AFP. Austria aumentó los controles cerca de la frontera para luchar contra el tráfico de personas, lo que causó largas filas en las carreteras este lunes, en un momento en que Europa está dividida sobre cómo gestionar la crisis por la llegada de miles de migrantes y refugiados.
Las autoridades reforzaron los controles de seguridad desde que, la semana pasada, encontraron un camión abandonado con 71 migrantes muertos , cerca de la frontera con Hungría.
Desde el domingo, más de 200 migrantes han sido recogidos y cinco personas fueron arrestadas, acusadas de tráfico.
En el estado de Alta Austria, 93 supuestos traficantes han sido detenidos este año, pero las autoridades estiman que la mayoría ha logrado escapar.
Según las reglas que rigen el asilo en la Unión Europea (UE), los refugiados deben registrarse en el primer país de llegada, pero Hungría alega que no puede hacer frente al flujo de migrantes.
Este lunes, varios trenes con cientos de inmigrantes a bordo , que habían pasado horas bloqueados en la frontera, llegaron a Viena, informó la Policía. Los pasajeros, la mayoría de ellos refugiados sirios, habían salido de Hungría, pese a que no contaban con un visado.
Tras llegar a la estación de Westbahnhof, muchos migrantes abordaron trenes con destino a Salzburgo, mientras que otros tomaron una conexión hacia Múnich, en el sur de Alemania, ante la mirada de la Policía.
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“Me voy a Alemania”, celebraba un migrante afgano desde la puerta de un tren abarrotado, mientras comía un banano.
Cerca de la estación, unas 20.000 personas se reunieron para protestar contra los malos tratos contra los migrantes. En tanto, en la catedral de Viena se celebró una ceremonia en memoria de los migrantes muertos, que contó con la presencia de altos funcionarios del Gobierno.
Europa es escenario del mayor movimiento migratorio registrado en el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Unas 300.000 personas llegaron este año, en su mayoría procedentes de países en guerra, como Siria.
La mayoría huye de la guerra y de la persecución en Oriente Medio y en África, y se estima que este año, 2.500 personas han muerto al intentar cruzar las aguas del mar Mediterráneo.
Esta situación ha generado tensiones y divisiones entre los países europeos.
Se trata de una “crisis mundial” que “requiere una respuesta conjunta europea”, indicó el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
Este hizo el anuncio en una conferencia de prensa junto con el primer ministro francés, Manuel Valls, con quien visitaba Calais, norte de Francia.
“No expulsaremos nunca a quienes necesitan protección”, recalcó Timmermans.
La ministra austriaca del Interior, Johanna Mikl-Leitner, abogó el lunes en favor de una “reducción”, o hasta de una “supresión”, de las ayudas dadas por Bruselas a los países de la UE que rehúsan recibir más refugiados.
La mayoría de los migrantes llega a Italia y a Grecia y desde allí intenta avanzar hacia los países ricos del norte de Europa.
Alemania, que recibirá 800.000 solicitantes de asilo en el 2015; es decir, cuatro veces más que en el 2014 y más que cualquier otro país de la UE, reclama un mejor reparto de los refugiados entre los países europeos, que se muestran divididos sobre la cuestión.
La Comisión Europea desea también repartir a los solicitantes de asilo entre los países miembros para aliviar a los países de llegada. Ese reparto, sobre una base voluntaria, se frena por la negativa de varios países, entre ellos Austria, Hungría, Eslovaquia y Eslovenia.