Viena y Budapest. AP y AFP. Austria y Alemania anunciaron el viernes que aceptaban acoger a centenares de migrantes bloqueados desde hace días en Hungría, país que, por el contrario, adoptó una posición dura y reforzó su legislación para intentar un freno al arribo de esas personas a su territorio.
La decisión, motivada por “la actual situación de emergencias en la frontera húngara”, fue comunicada al primer ministro húngaro, Víktor Orban, por el canciller austríaco, Werner Faymann, “en concertación” con su homóloga alemana, Ángela Merkel, precisó la Cancillería de Viena.
Reino Unido se declaró anuente a acoger a “miles de refugiados sirios adicionales, dada “la magnitud de la crisis y el sufrimiento de la gente”, manifestó, en Lisboa, el primer ministro británico, David Cameron.
Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria agregó que este país y Alemania esperan que Hungría se apegue a los acuerdos de la Unión Europea (UE), relacionados con las personas que solicitan asilo. Este tipo de peticiones usualmente las atiende el primer país del bloque al que lleguen los migrantes.
Faymann también expresó la esperanza de que Budapest acepte cualquier norma futura de la Unión Europea que ordene cuotas específicas por país para recibir a solicitantes de asilo.
La primera consecuencia de ese anuncio fue el traslado de centenares de personas, bloqueadas en suelo húngaro y que ansiaban poder continuar hacia Austria o Alemania.
Autobuses empezaron a llevar a migrantes que formaban parte de 1.200 personas que el viernes salieron caminando desde Budapest para llegar a la frontera, por la autopista que va de la capital húngara a Austria.
Hungría tira la puerta. Sin embargo, Hungría ha apostado por una posición de línea dura ante el flujo continuo de migrantes –en agosto llegaron más de 50.000–.
Ese es uno de los principales países de tránsito en Europa central y solo el jueves llegaron unas 3.300 personas, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ante esta situación, el Parlamento del otrora país comunista reforzó el viernes su legislación antiinmigratoria, la cual contempla la posibilidad de desplegar el Ejército en las fronteras y sanciona la migración ilegal hasta con tres años de cárcel.
La nueva normativa, que fue adoptada de forma urgente con una mayoría de 140 votos contra 33, proclama el “estado de crisis”, que precede al “estado de emergencia” y otorga más prerrogativas a los poderes públicos.
En su empeño por contener la afluencia de indocumentados, Hungría también acaba de levantar una valla alambrada a lo largo de la frontera con Serbia.
“Si no protegemos nuestras fronteras, decenas de millones de migrantes seguirán viniendo a Europa” y un día “seremos una minoría en nuestro propio continente”, argumento Orban.
Partidario de una línea dura en este caso, el dirigente reprochó a Alemania haber estimulado el fenómeno migratorio al flexibilizar su reglamentación, que el primer ministro húngaro asimila a una “falsa promesa” hecha a los migrantes.
“Alemania debería conceder visados, y entonces podríamos autorizarlos a dejar el país”, precisó Orban en un comunicado.