Donetsk, Ucrania. AFP Ucrania calificó ayer de “terroristas y criminales” a los separatistas prorrusos que han ocupado edificios oficiales en el este del país y Washington acusó a Rusia, que advirtió del riesgo de guerra civil, de sembrar “el caos” en el país vecino.
Los servicios de seguridad ucranianos (SBU) denunciaron, además, que unas 60 personas eran rehenes en su sede de Lugansk (este), ocupada desde el domingo.
“Los separatistas, bajo la amenaza de armas y de explosivos, impiden a unas 60 personas salir del lugar y regresar a sus casas”, afirmó un comunicado publicado en el sitio internet del SBU.
OTAN previene. En este intercambio de advertencias, la OTAN previno a Rusia contra las “graves consecuencias” de una intervención en Ucrania, que sería según la Alianza Atlántica un grave “error histórico”.
Pese a todo, Washington propuso conversaciones a cuatro bandas entre Ucrania, Rusia, la Unión Europea y EE.UU., para salir de este crisis, la peor entre Occidente y el Este desde el fin de la Guerra Fría. Moscú se mostró dispuesta a considerar dichas negociaciones, pero quiere que los prorrusos estén representados.
De momento, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, anunció que se reunirá de nuevo con su par ruso, Serguéi Lavrov, la semana que viene en Europa.
En el terreno, la tensión seguía aumentando. Los “separatistas” que “toman las armas, que invaden edificios, serán tratados como prevén la Constitución y las leyes, como terroristas y criminales”, declaró el presidente ucraniano interino Olexandre Turchinov.
Pero las fuerzas de seguridad “no tomarán nunca las armas contra manifestantes pacíficos”, aseguró el mandatario ucraniano ante el Parlamento, en lo que parecía ser una respuesta a las advertencias de Moscú.
Rusia había advertido efectivamente a las autoridades de Kiev de que cesaran cualquier preparativo de intervención militar en las regiones prorrusas del este, al llamar la atención sobre el riesgo de que derive en una contienda civil.
Acusaciones. Además, el Ministerio ruso de Exteriores afirmó tener información de que 150 miembros de una empresa de seguridad de EE. UU. participan en la operación ucraniana, así como activistas de un grupo nacionalista ucraniano calificado de fascista por Moscú.
Kiev lo desmintió y Kerry respondió y acusó a Rusia de enviar “provocadores y agentes” para crear el caos en el este.
Kerry denunció así “una tentativa ilegítima e ilegal de parte de Rusia de desestabilizar un estado soberano y generar así una crisis forzada”.
Los prorrusos de Donetsk, que controlan desde el domingo el edificio de la Administración regional y proclamaron el lunes una “república soberana”, no parecían intimidados y reforzaban sus barricadas. En cambio, la sede local de los servicios de seguridad (SBU) fue liberada.