París. AFP Un avión de línea aparentemente derribado por un misil, cerca de 300 muertos sin ninguna relación con el conflicto: la crisis ucraniana adquiere brutalmente una nueva dimensión que va a poner a todos sus protagonistas, empezando por Rusia, bajo fuerte presión.
La gravedad del drama y su carácter inesperado (los precedentes de aviones derribados al sobrevolar una zona de conflicto son raros) tienen una primera consecuencia: demuestran que “lo que ocurre en Ucrania es en efecto una guerra, que no estamos en un contexto de conflicto local”, estima Camille Grand, director de la Fundación de Investigación Estratégica (FRS).
“Después de estrellarse el vuelo Ámsterdam-Kuala Lumpur en la región de Donbass (este de Ucrania) , el conflicto va a parecer seguramente menos lejano a la población de Europa y más allá”, considera el analista alemán Holger Schmieding.
Cáncer para Europa. En el mismo sentido, Thomas Gomart, del Instituto francés de Relaciones Internacionales (IFRI), sostiene que “el este de Ucrania se ha convertido en un cáncer para la seguridad europea”.
El avión, con 298 personas a bordo, fue destruido posiblemente por un misil tierra-aire, según expertos estadounidenses.
Rusos y rebeldes prorrusos, por un lado, y ucranianos, por otro, seguían el viernes atribuyendo la responsabilidad del tiro al campo adverso.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que el derribo del avión se produjo con un misil tierra-aire, lanzado desde territorio controlado por los prorrusos. Este es un “llamado de atención” para Europa, dijo, que es reticente a imponer sanciones a Rusia por su papel en Ucrania.
Obama también llamó a su homólogo ruso Vladimir Putin a usar su influencia sobre los separatistas prorrusos y a “tomar el camino hacia la paz”, subrayando que, de ser los responsables, estos no habrían podido derribar un avión a unos 10.000 metros de altura, sin entrenamiento y armas rusas.
En Naciones Unidas, la embajadora de Estados Unidos, Samantha Power, reiteró lo dicho por Obama y afirmó que el misil que derribó la aeronave fue un SA-11 ruso.
Power declaró que el jueves un reportero occidental informó de un sistema SA-11 en un territorio bajo control de los separatistas cerca de Snizhne, “y los separatistas fueron vistos horas antes del incidente con un sistema SA-11 cerca del lugar donde cayó el avión”.
En las redes. “Los separatistas se atribuyeron inicialmente la responsabilidad por el derribo de un avión de transporte militar, y se atribuyeron la responsabilidad y publicaron videos que ahora están siendo conectados con la caída de Malaysia Airlines”, dijo Power. “Los líderes separatistas también se jactaron en las redes sociales sobre el derribo de un avión, pero más tarde borraron estos mensajes”.
El Consejo de Seguridad de la ONU solicitó una investigación internacional independiente y profunda sobre el caso.
“Los miembros del Consejo de Seguridad llaman a una investigación independiente internacional completa sobre el incidente, en consonancia con las reglas de la aviación civil internacional para su apropiado esclarecimiento”, afirmó una declaración unánime.
Al Consejo de Seguridad se unieron una multitud de presidentes y Gobiernos que condenaron el derribo del avión y demandaron un informe “objetivo y justo”.
Rusia en la mira. Si se confirma el disparo por parte de grupos rebeldes, Rusia será conminada a tomar distancia de los separatistas y a controlar su frontera con Ucrania, opinó en Moscú Chris Weafer, analista del grupo de consultores Macro Advisory.
A falta de medidas concretas, “la presión política occidental se intensificará y, con ella, el riesgo de entrar en fase 3 de sanciones”; es decir, la adopción de medidas que pueden afectar gravemente la economía rusa, agrega Weafer.
“Pensábamos que esas sanciones eran imposibles, pero la tragedia del avión malasio puede cambiar la situación”, añade.
Habrá también presiones a Kiev y al presidente Petro Poroshenko, que relanzó la ofensiva militar, para tomar las regiones del este bajo control de los separatistas. “La tragedia del avión apunta los proyectores internacionales sobre la actitud de cada una de las partes del conflicto”, resumen el alemán Holger Schmieding.
El presidente ruso, Vladimir Putin, atribuyó la responsabilidad del drama a Ucrania, porque este “no habría ocurrido si las operaciones militares no se hubieran reanudado”. También dijo que debió cerrar su espacio aéreo en el este.
La mayoría de analistas reiteran la imposibilidad de prever las reacciones de Putin y sus planes a largo plazo para Ucrania.