París
El nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, prometió este domingo "devolver la confianza" a sus compatriotas y relanzar la Unión Europea (UE), en su discurso de investidura en el palacio del Elíseo.
"La Europa que necesitamos será reformada y relanzada, ya que nos protege", declaró este centrista proeuropeo de 39 años en su primer discurso oficial en el Elíseo.
A partir del lunes por la tarde, Emmanuel Macron , al igual que su predecesor socialista, François Hollande, en 2012, viajará a Berlín para reunirse con la canciller alemana, Ángela Merkel, en su primer viaje al extranjero.
Macron, un ferviente europeísta, quiere impulsar una cooperación más estrecha con la primera economía de la zona euro para ayudar al bloque a superar la inminente salida de Reino Unido, otro de sus miembros más poderosos.
Frente a los "excesos" del mundo, "necesitaremos una Europa más eficaz, más democrática, más política, pues es el instrumento de nuestra fuerza y de nuestra soberanía", aseguró delante de los cientos de invitados reunidos en la sala de Fiestas del Elíseo para la ceremonia de investidura.
"Una nueva página se abre para Francia, un nuevo impulso para Europa", escribió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en su cuenta de Twitter.
Unión nacional. El nuevo jefe de Estado, quien debe aún enfrentarse a unas difíciles elecciones legislativas en las que su movimiento político buscará la mayoría absoluta para poder aplicar su ambiciosa agenda de reformas, prometió también "unir" a los franceses, cada vez más escépticos con la globalización y Europa.
"Las francesas y los franceses que se sienten olvidados por este gran movimiento del mundo deberán sentirse más protegidos", dijo quien ganó holgadamente las elecciones presidenciales pese al resultado histórico de la líder de la extrema derecha Marine Le Pen.
El joven centrista, quien nunca antes se había sometido al veredicto de las urnas y que conquistó el poder con un programa "ni de derechas ni de izquierdas" sin un partido político estructurado, prometió reformar "profundamente la vida política" en un país muy dividido, preso de un desempleo endémico (10%) y aún bajo estado de emergencia debido a las amenazas terroristas.
El lunes se prevé que Macron nombre al nuevo jefe del Gobierno, que dirigirá la batalla de las elecciones legislativas de junio por el movimiento presidencial La República en Marcha, y supondrá un test sobre su voluntad de recomponer la política.
Emmanuel Macron ha guardado el secreto de su elección, pero el nombre que mas suena es el de Edouard Philippe, un representante de la derecha moderada cercano al ex primer ministro conservador Alain Juppé.
El domingo por la mañana, durante una ceremonia muy protocolar, el nuevo presidente asumió sus funciones en el Elíseo, en presencia de su esposa, Brigitte, de 64 años, radiante y sonriente vestida con un traje de chaqueta y falda de color azul cielo.
Después de 21 salvas de cañón disparadas en honor del nuevo jefe de Estado desde el palacio de los Inválidos, en la otra orilla del río Sena, Macron se dirigió a los Campos Elíseos.
Bajo una fina lluvia, recorrió esta famosa avenida parisina en un vehículo militar descubierto hasta el Arco del Triunfo, donde colocó una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido, en presencia de jefes militares y después visitó a los soldados franceses heridos en operaciones.
Para este joven presidente que no hizo el servicio militar, es importante ponerse rápidamente al mando del Ejército, muy movilizado contra los grupos yihadistas, del Sahel hasta Medio Oriente. Está previsto que Macron visite a los soldados desplegados en operaciones de aquí al final de la semana.
Tras estas primeras actividades, por la tarde, Macron se dirigió al Hôtel de Ville de París (alcaldía), una parada tradicional para todos los mandatarios franceses que saludan a la ciudad "anfitriona", donde en una ceremonia junto a la alcaldesa, Anne Hidalgo, dijo que "acompañará plenamente" la candidatura de París para organziar los Juegos Olímpicos de 2024.
Después de un mandato marcado por una impopularidad récord, François Hollande, de 62 años, aseguró el domingo que dejaba "Francia en un estado bastante mejor que en el que la encontré", tras la salida de su predecesor de derecha, Nicolás Sarkozy, en el 2012.