París
Emmanuel Macron, elegido el domingo presidente de Francia, declaró que "se abre una nueva página" para Francia y espera que sea la "de la esperanza y de la confianza recuperadas".
"Esta noche se abre una nueva página de nuestra larga historia. Quiero que sea la de la esperanza y de la confianza recuperadas", indicó Macron.
El exbanquero y exministro Emmanuel Macron se ha convertido a sus 39 años en el presidente más joven de Francia a la cabeza de un nuevo partido centrista con el que quiere poner al país ¡En Marcha!
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Pese a que es la primera vez que se somete al veredicto de las urnas, este hombre de aspecto cuidado, prácticamente desconocido hace tres años, sucederá al socialista François Hollande tras derrotar a la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen.
Macron entró en política de la mano de Hollande. Pero rompió con su mentor en agosto de 2016 para construir su propio movimiento "¡En Marcha!", que ahora cuenta con más de 250.000 afiliados.
Esa inesperada partida del gobierno le valió una lluvia de críticas entre sus pares socialistas, algunos de los cuales lo tacharon de "traidor".
Francia no puede responder a los desafíos del siglo XXI "con los mismos hombres y las mismas ideas", dijo este hombre que rechazó las etiquetas de izquierda y derecha al lanzar su candidatura a la presidencia, presentándose como una alternativa a los políticos que han gobernado el país desde hace décadas.
Algunos vieron en esta decisión un salto al vacío, pero su apuesta le ha resultado. Este "novato en política" derrotó en la primera vuelta a los grandes partidos de derecha e izquierda que han gobernado Francia en las últimas décadas.
Su discurso, inspirado del modelo escandinavo, seduce sobre todo a los jóvenes urbanos y a los círculos de negocios, pero despierta recelo entre las clases rurales y populares, así como entre una parte de la población que lo ve como el heredero del impopular presidente socialista.
Aunque se presenta como un líder "antisistema", sus detractores afirman que es un puro producto del sistema.
Formado en la Escuela Nacional de Administración (ENA), semillero de la élite política e intelectual francesa, comenzó su carrera meteórica como inspector de Finanzas antes de aterrizar en el banco Rothschild, donde escaló rápidamente los peldaños hasta ser nombrado socio gestor.
Dejó el sector privado en 2012 para convertirse en uno de los asesores económicos de Hollande, antes de dar el gran salto al ministerio de Economía.
Fue en esos años cuando germinó su ambición. "Vi desde dentro la vacuidad de nuestro sistema político", describió sobre su experiencia dentro de las altas esferas del poder.
Durante su paso por el gobierno, Macron lanzó una controvertida reforma para liberalizar la economía, que puso fin a las trabas para la apertura de los comercios el domingo y abrió a la competencia en varios sectores, como el de los autobuses, que sacó a las calles a miles de manifestantes.
Macron "es mucho más complejo de lo que se piensa, no es en absoluto un liberal desmesurado", matiza uno de sus antiguos compañeros en el gobierno, Thierry Mandon.
Emmanuel Macron nació en 1977 en Amiens (norte de Francia) en el seno de una familia de clase media.
Trogneux estaba casada y tenía tres hijos pero se divorció. La pareja que rompe moldes se casó en 2007. Esto no ha impedido que corran rumores sobre la supuesta homosexualidad del candidato, que él mismo desmintió con humor.
Macron se graduó con honores en el prestigioso liceo parisino Henry IV, tras lo cual obtuvo una maestría de filosofía. Durante sus años universitarios trabajó como asistente editorial del reconocido filósofo francés Paul Ricoeur, a quien ayudó a publicar su último libro.
En su época de estudiante ya era "brillante y carismático", "buen orador", "con un perfil a la Barack Obama", según el diputado de derecha Julien Aubert, uno de sus condiscípulos en la ENA.
No obstante, su corta carrera ha estado marcada por algunas polémicas, como cuando afirmó que la vida de los empresarios es "a menudo más dura que la de un empleado" o cuando calificó a la colonización de "crimen contra la humanidad", lo que levantó una ola de críticas de la derecha y la extrema derecha.