Edimburgo, Escocia. AFP y EFE. Los escoceses acudieron en masa ayer a las urnas y los resultados mostraban una tendencia mayoritaria a favor del “no” a la independencia, que se imponía con el 54,3% de los votos contra el 45,7% de los partidarios de la secesión.
A las 10:10 p. m. (hora de Costa Rica), el “no” conquistaba 1.397.077 sufragios y el “sí” lograba 1.176.952. Tales datos correspondían al escrutinio de 26 de las 32 circunscripciones electorales.
La participación en la consulta fue de alrededor del 85 %, en niveles récord, según estimaciones de la cadena pública BBC.
En algunos de los 32 distritos la asistencia de los votantes a las urnas se acercó al 90 % si bien en el mayor de ellos, Glasgow –500.000 habitantes– cayó al 75 %.
Con anterioridad, un sondeo de YouGov realizado con 1.828 personas que votaron también daba ganador al “no” con el 54% de los votos y 46% al “sí”, lo que estaba en línea con las encuestas publicadas el miércoles que daban vencedores a los partidarios de seguir en el Reino Unido.
Se espera que alrededor de las 6 GMT (medianoche en Costa Rica), según la estimación de la Comisión Electoral, se anunciara el resultado definitivo de la consulta, en el que se preguntó a los escoceses si Escocia debe ser un país independiente.
El ministro para Escocia del Gobierno británico, Alistair Carmichael, unionista, expresó la AFP: “Es pronto, pero pinta bastante bien”.
Michael Gove, ministro de Educación y uno de los miembros del gabinete más cercanos al primer ministro David Cameron, declaró a Sky News que cruzaba los dedos, pero que el Reino Unido parecía a salvo .
“Los resultados parecen decepcionantes”, admitió Patrick Harvie, diputado verde del Parlamento escocés y partidario del “sí” a la independencia.
“Los inversores están convencidos de que los escoceses van a seguir en la Unión”, comentaba Fawad Razaqzada, analista de Forex.com, mientras la libra esterlina alcanzaba su mayor nivel en dos años ante el euro en Londres.
Pasión en la contienda. El debate sobre poner punto final o no a 307 años de historia común ha levantado pasiones.
Partidarios de uno y otro bando aguardaban los resultados frente al Parlamento regional de Escocia y en los bares especialmente abiertos para la ocasión.
En el referéndum pudieron votar todos los residentes legales en Escocia –británicos o no– mayores de 16 años, pero no los escoceses que viven en el extranjero.
“Es un momento extraordinario. Es una oportunidad que se da una vez en la vida. Tenemos la posibilidad de construir una economía más próspera, pero también una sociedad más justa”, expresó el líder independentista y jefe de Gobierno, Álex Salmond , tras depositar su voto en Striche (este).
Escocia ha cambiado una decena de veces de estatuto en 1.400 años de turbulenta historia, pero en esta ocasión el ejercicio democrático obligó a una imponente operación logística, con la instalación de 2.600 colegios electorales dispersos por un territorio que es un tercio del Reino Unido.
En Aberdeen y Edimburgo, los votos por correspondencia fueron los primeros escrutados tras el cierre de las urnas a las 21 GMT (3 p. m. en Costa Rica), bajo la mirada de los responsables de ambos campos.
En Glasgow, donde la participación fue del 75%, la Policía investigaba diez posibles casos de usurpación de identidad.
Otro panorama. El referendo supone la “muerte del statu quo”, reconoció el primer ministro británico, David Cameron, quien hizo campaña en favor de la unidad.
Según varios comentaristas políticos y el diario The Sun, David Cameron se disponía anunciar hoy, en caso de que triunfara el “no”, un cambio de la gobernanza.
Así, los diputados escoceses en Westminster (Parlamento del Reino Unido) no podrán votar en los asuntos relativos a Inglaterra, una contrapartida a los nuevos poderes transferidos al Parlamento regional de Escocia.
La victoria del “sí implicaría el pistoletazo de salida para las complejas negociaciones entre los gobiernos británico y escocés para separar ambas economías y sistemas políticos, profundamente interrelacionados después de tres siglos de historia compartida.
El Partido Nacional Escocés (SNP) fijó la fecha del 24 de marzo del 2016 –309.° aniversario de la Ley de Unión entre Inglaterra y Escocia – para completar el proceso y declarar una secesión que reduciría la superficie del Reino Unido.
Escocia sería el primer Estado independiente creado en Europa tras la sangrienta desintegración de Yugoslavia (1991-1999), pero se asemejaría más a la partición pactada y pacífica, en 1993, de la entonces Checoslovaquia en dos países: República Checa y Eslovaquia.
El reparto de bienes en caso de divorcio amenaza con ser difícil. Las cuestiones más espinosas son: la libra esterlina, los submarinos nucleares Trident de la base naval de Faslane, cerca de Glasgow, y la riqueza del petróleo.
El triunfo de la independencia hubiera avivado reivindicaciones similares en Europa, como en Cataluña, que ha llamado un referendo para el 9 de noviembre considerado inconstitucional por Madrid; Flandes, País Vasco o Veneto.