Ciudad del Vaticano
El papa Francisco abre este martes el primer Jubileo o año santo de su pontificado, una iniciativa sencilla y abierta, que lleva el sello del primer pontífice latinoamericano, aunque marcada por las medidas de seguridad alrededor del Vaticano.
Dedicado al tema de la "misericordia", el perdón y la reconciliación, el año santo de Francisco concluirá el 20 de noviembre de 2016.
El Jubileo ha sido convocado oficialmente para conmemorar el 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, que modernizó la institución.
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Pero también se ha interpretado como un llamado del papa argentino a favor de una profunda reforma de la Iglesia católica, tras años de escándalos y divisiones en temas como el uso del preservativo, el celibato obligatorio, la homosexualidad, los sacramentos a los divorciados o el sacerdocio femenino.
El evento, entre los más solemnes de la Iglesia, adquiere particular importancia por las graves tensiones que sacuden al mundo, marcado por la "guerra a pedazos", como suele decir el mismo papa.
Una serie de gestos e iniciativas novedosas marcarán el primer jubileo del siglo XXI, que por primera vez no centrará sus actividades en Roma y no obliga a los fieles a cruzar las varias Puertas Santas de la capital de la cristiandad para alcanzar la indulgencia plena.
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Los católicos de todo el mundo podrán obtener la absolución con los llamados "misioneros de la misericordia", cerca de 800 sacerdotes, formados especialmente para perdonar pecados particularmente graves, que sólo el papa puede perdonar.
Como ha sido la tradición por siete siglos, los peregrinos que visitan Roma durante el año santo pueden aprovechar la ocasión para entrar en iglesias famosas y cruzar las Puertas Santas, las cuales suelen permanecer muradas y son abiertas sólo durante el jubileo.
La peregrinación a Roma deja este año de ser un rito obligatorio para los creyentes, los cuales tendrán acceso a puertas santas en las catedrales y santuarios de todo el mundo, incluso en la capital de República Centroafricana, donde el propio papa abrió una puerta santa el mes pasado.
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Francisco dio un tono particular al jubileo del 2015 con su anuncio en septiembre de que autorizaba a los sacerdotes a perdonar a las mujeres que han abortado.
Según la doctrina católica, el aborto es un pecado tan grave que quienes lo facilitan o lo realizan incurren en la excomunión automática y un sacerdote sólo lo puede absolver por orden de un obispo o del pontífice.
A los "misioneros de la misericordia" se les concedió también una dispensa especial para perdonar cinco pecados que normalmente sólo el papa puede perdonar.
"Cuanto mayor es el pecado, mayor es el amor que la Iglesia debe expresar", advirtió el pontífice argentino al anunciar en marzo pasado el Jubileo extraordinario.
Muchos interpretaron la decisión de Francisco de convocar un jubileo como un gesto político, para movilizar a las bases católicas frente a la oposición interna que encuentra a su propuesta de apertura de la Iglesia.
El último fue celebrado por Juan Pablo II en el 2000-2001, y marcó el cambio de siglo.