Berlín
La derecha nacionalista alemana intensificó este lunes su campaña contra la inmigración y el islam, coincidiendo con su subida en los sondeos de intención de voto y, al mismo tiempo, con un estancamiento del partido de la canciller Ángela Merkel, a seis días de las elecciones legislativas en Alemania.
El dúo que dirige la campaña de Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland y Alice Weidel, dio este lunes una conferencia de prensa sobre "inmigración musulmana y criminalidad", tema predilecto de este partido, al que le han crecido alas desde que la jefa de Gobierno abrió las fronteras a centenares de miles de refugiados en el 2015.
Gauland denunció "el terrorismo" que tiene sus "raíces en el Corán". "La propagación del islam en Europa y la islamización creciente de Alemania son un desafío para el Estado, el orden social, la identidad cultural y la paz en nuestro país", afirmó.
Por su lado, Alice Weidel opinó que "Alemania se ha convertido en refugio para los criminales y los terroristas del mundo entero", y que el "espacio público se ha convertido en un espacio de riesgo".
Entre otras propuestas, el primero precisó que AfD quiere prohibir los minaretes y las llamadas a plegarias en las mezquitas, prohibir que los musulmanes se cubran la cabeza en sus escuelas, y obligar a los imanes a oficiar los servicios religiosos sólo en alemán.
Weidel presentó una larga lista de propuestas que, según ella, aumentarán la seguridad en Alemania, como reanudar el reclutamiento militar a fin de mejorar la protección fronteriza, encarcelar a extranjeros que cometan delitos en otros países y hacer más difícil obtener la ciudadanía y más fácil perderla.
Gauland insistió en su comentario anterior de que Alemania "puede estar orgullosa de los logros alcanzados por sus soldados en las dos guerras mundiales" y agregó: "No entiendo a qué se debe tanto revuelo.
Afirmó que el 95% de los soldados alemanes no estuvo envuelto en crímenes de guerra y que "en muchos hogares hay retratos enmarcados de padres, de hermanos. Esas familias quieren estar orgullosas de los sacrificios que se hicieron".
Insistió en que se refería a "la conducta individual de los soldados alemanes en las dos guerras mundiales... no tiene nada que ver con los crímenes cometidos por la dirigencia".
A la caza de votos. Con estos mensajes, AfD espera ganar puntos en la última recta antes de las elecciones del 24 de setiembre. Este partido populista de derecha radical ya ha mejorado levemente en los sondeos, a 10-12%, contra 8-10% hace 15 días.
Pero su campaña no ha estado exenta de polémicas. Por ejemplo, sus carteles mostrando a muchachas en una playa, que afirman: "¿La burka? Preferimos el bikini". O la foto de un barco lleno de migrantes con esta inscripción: "¿En peligro? Más bien la próxima ola de criminalidad".
Otro blanco favorito de AfD es Ángela Merkel, acusada de haber traicionado y puesto en peligro al país, como lo demuestra, según dice este partido, el atentado con camión cometido en Berlín en la Navidad del 2016 por un solicitante de asilo radicalizado.
Aunque los democristianos CDU-CSU de la canciller superan claramente a los socialdemócratas del SPD de Martin Schulz en los sondeos, la perspectiva de un triunfo aplastante se aleja.
El campo CDU-CSU se ha estabilizado en torno al 36% en los sondeos, no lejos de su mínimo histórico de 1998 (35%), cuando el socialdemócrata Gerhard Schröder obtuvo la Cancillería.
Por ello, los grandes partidos intentan 'satanizar' a la AfD, al destacar que el país que engendró el nazismo debe impedir la entrada de una derecha radical en el Parlamento federal.
Martin Schulz calificó el sábado al AfD de partido de "extrema derecha", término generalmente reservado en Alemania a los neonazis, y "vergüenza de la nación". Y Merkel ha denunciado incesantemente a "quienes no saben nada más que gritar y abuchear".