Ciudad del Vaticano. AFP. Un nuevo escándalo estalló este lunes en el Vaticano, con la detención del cura español Lucio Ángel Vallejo Balda, acusado de divulgar documentos financieros confidenciales , lo que recuerda las filtraciones que debilitaron el pontificado de Benedicto XVI.
Además de Vallejo Balda, de 54 años y miembro del Opus Dei , fue detenida y luego liberada Francesca Chaouqui, experta en comunicación y redes sociales, quien fue consultora para la reforma económica y organizacional de la Santa Sede.
Vallejo Balda quedó detenido por orden del Promotor de Justicia, precisó un comunicado, el cual recalcó que la divulgación de noticias y documentos reservados es “un delito según la ley IX del Estado de la Ciudad del Vaticano”.
Por su lado, el Opus Dei manifestó “su sorpresa y dolor” por la detención de Vallejo, quien pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz , asociación de presbíteros intrínsecamente unida a la congregación.
Chaouqui, de 33 años, italiana de origen marroquí, fue liberada por “su colaboración en la investigación” después de prestar declaración el pasado fin de semana, añadió la nota.
La joven asesora era conocida por sus polémicos tuits y su amistad con uno de los periodistas que destapó los documentos del escándalo Vatileaks en el 2012.
La sombra del caso Vatileaks , que envenenó el pontificado de Benedicto XVI, planea otra vez sobre el Vaticano.
En este caso, no se trata de documentos robados del escritorio del Pontífice, sino de las cuentas del Vaticano y de personas designadas por el mismo papa Francisco para reformar las finanzas.
Los dos detenidos eran miembros de la Comisión de Estudio sobre la Organización de las Estructuras Económico-Administrativas de la Santa Sede. Esta se creó en 2013 por Francisco y disuelta menos de un año después.
En el comunicado, el Vaticano recuerda también el caso del exmayordomo del papa Benedicto XVI, Paolo Gabriele, condenado en el 2012 a 18 meses de cárcel por robar documentos delicados del escritorio del Pontífice.
‘Grave traición’. El comunicado hizo hincapié en que “se trata de una grave traición a la confianza otorgada por el Papa”.
Según denuncias que publicó la prensa italiana, fueron robados datos importantes de la computadora del italiano Libero Milone, auditor externo, a quien el Vaticano pidió controlar sus finanzas en el marco de las reformas impulsadas por Francisco.
Milone, designado por Francisco en junio, presentó el viernes una denuncia por violación de datos informáticos, indicó el diario Il Corriere della Sera.
Agregó que se sustrajeron “documentos sobre las revisiones contables o sobre la reorganización en curso de los dicasterios (ministerios vaticanos)”.
Dos libros con revelaciones sobre los asuntos financieros de la Santa Sede, firmados por los periodistas Emiliano Fittipaldi, de L’Espresso , y Gianluigi Nuzzi, de la televisión Mediaset, saldrán a la luz pública esta semana.
A los autores de los libros, el Vaticano anuncia en la misma nota, que examinará los aspectos jurídicos y si es el caso, penales, de dichos textos y que pedirá inclusive la colaboración “internacional” en una referencia a las autoridades italianas.
“Al igual que sucedió en el pasado, los libros que se publicarán en los próximos días son fruto de una grave traición a la confianza depositada por el Papa y, por cuanto concierne a los autores, de una operación para obtener beneficios de un acto gravemente ilícito de entrega de documentación reservada”, enfatizó la nota.
Uno de los libros, Via Crucis , de Nuzzi, es del mismo autor de Su Santidad: las cartas secretas de Benedicto XVI , con las cartas personales del Pontífice robadas por su exmayordomo.
“Publicaciones de este tipo no sirven de modo alguno para aclarar ni a llegar a la verdad, sino para generar confusión y dar interpretaciones parciales y tendenciosas”, dice el comunicado.
“Hay que evitar en absoluto que con ello se diga que se quiere ayudar la misión del Papa”, agregó, en referencia a la justificación del exmayordomo de Benedicto XVI, quien aseguraba que quería favorecer la imagen del Pontífice alemán.
La divulgación en el 2012 de esos documentos debilitó el pontificado de Benedicto XVI, quien renunció al cargo en el 2013.