París
El Parlamento francés aprobó este martes la prolongación más allá de cuatro meses de la operación militar "Sangaris" en República Centroafricana, cuya presidenta, Catherine Samba Panza, se alegró de que Francia vuele en auxilio de su país.
Los grupos parlamentarios votaron a favor de la prolongación de esta misión, lanzada el 5 de diciembre, tras un debate tenso sobre el número de soldados desplegados. La oposición juzgó insuficiente los efectivos en este país y alertó del riesgo de empantanamiento.
"La presidenta expresó su gratitud hacia Francia y hacia (el presidente) François Hollande, por su esfuerzos para que República Centroafricana salga de la situación difícil en la que se encuentra", indicó el portavoz de la presidencia, Clément Anicet Guiyama Massogo.
Samba Panza aboga por el mantenimiento de los militares franceses hasta las elecciones previstas a principios de 2015 en República Centroafricana, donde unas 15.000 personas, esencialmente musulmanas, se encuentran en gran peligro bajo la amenaza de grupos armados, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
"No se ha solucionado nada, el país sigue estando a sangre y fuego; se evitó una matanza, pero no hay Estado, no hay justicia, ni policía ni escuelas, ni nada", resumió el martes Eric Woerth, diputado de la oposición de derecha, antes de la votación.
El jefe de la bancada de diputados del partido de derecha UMP, Christian Jacob, criticó al gobierno por no haber sabido convencer a los otros países europeos de participar en la operación, pero estimó que la acción de los militares franceses permitió detener las matanzas en Bangui, y su partida haría que se reanudaran.
A principios de diciembre, 1.600 militares franceses se desplegaron en República Centroafricana.
Tras el éxito de la operación francesa en Malí, unos meses antes, el presidente Hollande predijo entonces una misión rápida. Los soldados franceses debían desarmar a los beligerantes.
Pero la realidad fue más compleja: el desarme fue muy limitado y los actos de violencia entre cristianos y musulmanes arreciaron, atizados por el deseo de venganza.
Decenas de miles de musulmanes huyeron hacia el norte del país.
A pedido de la ONU, Francia, reticente al principio a todo envío de refuerzos, se decidió a mediados de febrero a enviar 400 soldados más, totalizando una fuerza de 2.000 hombres. La Unión Europea prometió otros mil militares, que no se han desplegado todavía en República Centroafricana.
"No se puede decir que estemos solos", reiteró el martes el canciller francés Laurent Fabius, citando ese futuro despliegue europeo y la presencia en República Centroafricana de unos 6.000 hombres de la fuerza africana MISCA.
"Si no hubiéramos estado allí habría habido una matanza", alegó Fabius en declaraciones a la televisión estatal France 2.
No obstante, el primer ministro Jean-Marc Ayrault afirmó el martes que es necesario que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tome rápidamente el relevo, porque Francia no puede intervenir sola y prolongadamente en República Centroafricana.
En Ginebra, el ACNUR alertó el martes sobre la suerte de por lo menos 15.000 personas, esencialmente musulmanes, que se encuentran rodeadas por grupos armados en 18 lugares diferentes de este país.
"Hay un gran peligro de ataques", dijo Genève Adrian Edwards, portavoz del ACNUR.
Por su parte, la Cruz Roja centroafricana anunció que recogió en Bangui nueve cadáveres de personas muertas a balazos o machetazos, lo que lleva a 1.240 los muertos encontrados en la capital desde diciembre.
La cúpula militar francesa pide que la operación continúe a fin de consolidar los avances logrados para devolver la seguridad al país, en espera del relevo por una fuerza de la ONU de mantenimiento de la paz. Según los especialistas, esa fuerza de cascos azules no podrá ser desplegada antes del verano boreal.
Varios diputados que se trasladaron a Bangui la semana pasada señalaron errores de apreciación en la preparación de la operación, y una subestimación del grado de violencia. Plantearon asimismo interrogantes sobre el número de soldados franceses desplegados, que consideran insuficiente, y el coste de la misión, que Francia debe asumir sola por el momento.
La Constitución francesa prevé que el Parlamento sea consultado sobre las operaciones militares exteriores que se prolongan más allá de cuatro meses.