París. AFP. Los yihadistas que cometieron los atentados del viernes en París llevaban un chaleco de explosivos y no vacilaron en activarlo, inaugurando así una nueva e inquietante era en la historia del terrorismo en Francia.
El fiscal de París, François Molins, reveló el sábado que los chalecos explosivos, todos idénticos, contenían peróxido de acetona (TATP) , un explosivo artesanal muy inestable, pero fácil de fabricar; una batería, un botón detonador y tornillos destinados a causar mayor daño.
“Decir ‘chaleco explosivo’ implica decir artificiero experto en explosivos: fabricar un sistema fiable y eficaz no está al alcance de cualquiera”, explicó a la agencia AFP un ex jefe de los servicios franceses de inteligencia.
“Un artificiero es alguien acostumbrado a manejar explosivos; que sabe fabricarlos, disponerlos de modo que no den la apariencia de un muñeco inflado incapaz de moverse y que tampoco estallen inesperadamente”, añadió el experto.
Además, es probable que el técnico que fabricó los cinturones y chalecos del comando que atacó París no formara parte del equipo que realizó los atentados, estimaron tres especialistas que fueron consultados.
“El especialista en explosivos es demasiado valioso; jamás participa en los ataques. Eso quiere decir que anda por ahí, en alguna parte”, estimó Alain Chouet, exjefe de los servicios de inteligencia franceses DGSE.
Según Pierre Martinet, exmiembro del servicio Acción de la DGSE y consejero de seguridad privado, “el artificiero no es carne de cañón. Su función es fabricar más cinturones y permitir a otros pasar a la acción”.
Cambios. Los ataques del viernes no son los primeros atentados suicidas en Europa occidental: el 7 de julio del 2005 en Londres, hombres con bombas en mochilas se inmolaron en tres trenes de metro y un bus londinense, causando 56 muertos y 700 heridos.
Sin embargo, el escenario en París es distinto, por las vísperas de la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre el Clima (COP21) y de las fiestas de fin de año, advirtió Martinet. “Es sumamente inquietante. A partir de ahora, las concentraciones de gente son susceptibles de convertirse en blanco. Todos los servicios están en alerta”, agregó.
Contrariamente a una idea frecuente, un tutorial en Internet o un manual de química para principiantes no es suficiente para aprender a fabricar el arma favorita de los candidatos a convertirse en mártires.
“La cosa no se improvisa en una par de días”, explicó a la fuente. “Se necesitan semanas de formación, y es necesario trabajar bajo las órdenes de un ‘maestro’. Es un trabajo minucioso, se necesita un tipo que sepa lo que es un explosivo, un detonador y cómo reunir los elementos sin que te explote en la cara”.
“Los cinturones no fueron importados de Siria: cuanto más manipulas esas cosas más te expones. Es muy probable que haya, aquí en Francia o en Europa, uno o varios individuos regresados de la tierra del yihad donde aprendieron a fabricarlos”.
Otro motivo de preocupación: el hecho de que el grupo Estado Islámico que reivindicó el atentado parisino y prometió que era sólo un principio haya logrado montar un comando de candidatos a ser mártires, capaces de realizar tal matanza de civiles desarmados y de hacerse explotar.
“Es la lógica de ellos: estamos lejos del compromiso del soldado. Es el compromiso del fundamentalista que se hace explotar cuando ya no le quedan municiones”, expresó el mismo alto responsable. “Imagínense a qué punto resulta difícil luchar contra tales enemigos”.
“Su gran fuerza, es su total determinación”, agregó Pierre Martinet. “Recuerden la frase de Bin-Laden citada por Mohamed Merah (responsable de sangrientos atentados en marzo del 2012 contra militares franceses y niños judíos): ‘amamos la muerte como ustedes aman la vida’”.