Berlín. El gobierno alemán condenó el lunes los planes de un grupúsculo de extrema derecha desmantelado que proyectaba atentar contra al menos seis mezquitas tomando como modelo la masacre de la ciudad neozelandesa de Christchurch de hace un año.
Los planes salieron a la luz tras la detención, el viernes, de 12 miembros de una célula de ultraderecha en el país.
Según la prensa alemana, el grupo preparaba atentados en lugares de culto musulmán durante la oración, siguiendo el modelo del atentado que tuvo lugar en Christchurch, Nueva Zelanda, en marzo del 2019 en el que murieron 51 personas en dos templos.
Durante los allanamientos realizados en sus domicilios, la Policía encontró hachas, espadas y armas de fuego.
“Lo que ha salido a la luz es aterrador, ver a un grupo radicalizarse de esta manera tan rápidamente”, aseguró el portavoz del Ministerio del Interior, Björn Grünewälder, en una conferencia de prensa en Berlín, que considera “importante que estos lugares de culto estén protegidos”, agregó.
Por su parte, Steffen Seibert, portavoz del gobierno y de la canciller Ángela Merkel, dijo que “la misión del Estado es garantizar la libre práctica de la religión en este país sin peligro ni amenazas, independientemente de la religión”.
El presunto jefe del grupúsculo, conocido y vigilado desde hace varios meses, detalló los planes durante una reunión organizada con sus cómplices la semana pasada.
Según el diario popular Bild, se trata de Werner S., de 53 años, quien vive en Augsburgo, Baviera. Habría amenazado en intercambios en Internet con cortar las manos a personas con opiniones diferentes a las suyas, según el diario.
Los investigadores tuvieron conocimiento de esta reunión secreta gracias a un informante infiltrado, afirmó la prensa.
Además de las mezquitas, el grupo también tenía entre sus objetivos a políticos y solicitantes de asilo.
De las 12 personas detenidas, cuatro son sospechosos de ser los cabecillas del grupúsculo y los otros ocho habrían proporcionado apoyo financiero y logístico.
Entre los sospechosos, todos de nacionalidad alemana, figura un policía de Renania del Norte-Westfalia que fue suspendido.
Según Bild, el agente es Thorsten W., de 50 años, un apasionado de la Edad Media, que no duda en llevar en su tiempo libre una malla y una espada. El policía es un crítico del gobierno al que compara con la “la dictadura de la Stasi”, el nombre de la policía secreta de la antigua Alemania Oriental.
Plan desestabilizador
Con los ataques tenían previsto generar las “condiciones parecidas a la guerra civil” y desestabilizar el orden social, según fuentes de la seguridad citadas por la DPA.
La asociación Ditib, principal organización de la comunidad turca musulmana de Alemania, ha reclamado más protección para sus miembros.
“No debemos permanecer silenciosos ante el odio y la violencia ni relativizar el peligro procedente de la derecha”, escribió en un comunicado.
Actualmente, medio centenar de personas vinculadas con la extrema derecha están consideradas como “peligrosas para la seguridad del Estado” y están bajo el radar de los servicios de inteligencia.
Las autoridades están preocupadas por el resurgimiento del terrorismo de extrema derecha después de la muerte de un político alemán favorable a los inmigrantes y miembro del partido de la canciller Ángela Merkel, en junio pasado.
Este desmantelamiento recuerda al de otro grupúsculo en el verano del 2019 cuando las autoridades alemanas detuvieron a una treintena de personas vinculadas al movimiento Nordkreuz (Cruz del Norte), sospechosas de elaborar una lista negra de personalidades de izquierda y proinmigrantes para eliminarlas.
En octubre, un extremista negacionista estuvo a punto de cometer una masacre con un arma automática en una sinagoga de Halle, aunque mató a dos personas elegidas al azar en la calle y en un restaurante turco.
En Dresde, en la antigua Alemania Oriental, ocho neonazis están siendo juzgados desde hace cinco meses por haber planeado atentados contras extranjeros y responsables políticos.