Londres
El Gobierno británico ordenó este martes la apertura de una "investigación pública" sobre la muerte por polonio del opositor ruso Alexandre Litvinenko, una decisión que podría aumentar la tensión entre Moscú y el gobierno de David Cameron, quien aboga por reforzar las sanciones contra Rusia.
La investigación sobre el exagente de la FSB (servicios de inteligencia rusos), envenenado con polonio en el 2006 en Londres, busca en especial identificar a los responsables de la muerte, indicó la ministra británica de Interior, Theresa May.
"Espero realmente que esta investigación proporcione consuelo a la viuda" de Alexander Litvinenko, dijo en el Parlamento la ministra, quien previamente rechazó una investigación sobre este caso, que representa un contencioso entre Londres y Moscú.
En julio del 2013, May dijo que la diplomacia era uno de los "factores" para renunciar a una investigación pública.
Aunque la decisión se produce cuando Londres aboga por un endurecimiento de las sanciones contra Moscú tras el derribo de un Boeing 777 de Malaysia Airlines en el este de Ucrania, Downing Street aseguró que no había "absolutamente ninguna relación" con la situación actual en Ucrania.
La investigación, que comenzará el 31 de julio, terminará a finales del 2015.
Litvinenko, un agente del FSB de 43 años refugiado en Reino Unido, bebió en noviembre del 2006 un té con Andrei Lugovoi, un exagente del FSB actualmente diputado, y con el hombre de negocios Dimitri Kovtun en un hotel londinense. Poco después falleció por una intoxicación de polonio.
En una carta redactada en su lecho de muerte, el hombre acusó al presidente ruso, Vladimir Putin, de encargar su asesinato, una acusación que el Kremlin siempre ha negado.
Su viuda, Marina Litvinenko , dijo inmediatamente estar "aliviada y encantada" con el anuncio de esta investigación, que transmite a los asesinos de su marido el mensaje de que "poco importa" su "poder", ya que "la verdad acabará saliendo a la luz".
Según su familia, Litvinenko trabajaba en el momento de su muerte para los servicios secretos británicos.
Otra pesquisa. El gobierno británico siempre se había negado hasta el momento a ordenar una "investigación pública" que, al contrario de lo que sugiere su nombre, permite examinar a puerta cerrada documentos confidenciales.
Theresa May quería inicialmente esperar los resultados de una investigación judicial ("inquest") sobre esta muerte, que sin embargo no establece responsabilidades.
El magistrado encargado de la investigación lamentó en 2013 no poder examinar el posible papel del Estado ruso y pidió en vano al gobierno la apertura de una investigación pública para poder hacerlo.
Tras el rechazo del Gobierno, Marina Litvinenko presentó un recurso ante la Corte Suprema, que instó en febrero a la ministra de Interior a reconsiderar su decisión.
Las nuevas pesquisas las llevará a cabo el mismo magistrado que realizó la investigación judicial.
El caso Litvinenko representa un punto de desencuentro entre Londres y Moscú, que rechazó extraditar a Lugovoi, considerado por los investigadores británicos como el principal sospechoso.
En declaraciones a la agencia rusa Interfax, Andrei Lugovoi calificó de "cinismo, mentiras, engaño y traición" la apertura de una investigación pública y señaló que no colaboraría con la investigación.