Ciudad del Vaticano. AFP y EFE. El papa Francisco abre mañana en el Vaticano su primer sínodo de obispos , marcado por las tensiones y divisiones ante los cambios del modelo de familia y la propuesta de dar la comunión a los divorciados que se vuelven a casar.
Desde el 5 al 19 de octubre, casi 300 religiosos, entre cardenales y arzobispos de todos los continentes, debatirán a puerta cerrada sobre Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización , según la denominación del encuentro.
“El Papa ha dado total libertad para discutir ampliamente sobre esos temas”, afirmó ayer el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del sínodo .
“Se trata de algo nuevo. No había ocurrido que un papa llamara a la iglesia a expresarse de forma global sobre ese tema. Una nueva actitud”, agregó.
La asamblea viene tras una consulta mundial sobre la evolución de la familia , lanzada por Francisco pocos meses después de su elección en marzo del 2013.
Una de las novedades de la reunión es que de allí no emergerá una lista final de “las proposiciones de los padres sinodales”, dijo Baldisseri. En su lugar se votará un documento común que será la guía para el próximo sínodo ordinario sobre el mismo tema, en octubre del 2015, y tras el cual llegarán las conclusiones del Pontífice en su exhortación postsinodal.
Por medio de un cuestionario enviado a los obispos en el que se abordaban temas tabúes como el matrimonio homosexual, las parejas de hecho, el divorcio y la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, el Papa instaba a la iglesia a debatir y a abrirse a los cambios que el modelo de familia está atravesando.
El prelado lanzó una petición para que el sínodo se desarrolle en un clima sereno y leal, y que los participantes no expresen su posición como “única o exclusiva” y “se respeten las sus posiciones”.
Controversia. El hecho de que varios países hayan enviado a sus representantes más conservadores y que un grupo de cinco cardenales se rebeló en setiembre contra la posibilidad de otorgar la comunión a los católicos divorciados que se vuelven a casar , despierta dudas sobre la posible introducción de cambios importantes.
“En un lado están los que temen que las aperturas de carácter moral terminen por generar el derrumbe del edificio de la doctrina católica, y, por otro lado , están los que esperan importantes novedades, quienes podrían salir decepcionados”, resumió Iacopo Scaramuzzi, vaticanista de TMNNews.
Las expectativas en los dos campos son altas y no se excluye que la jerarquía de la Iglesia termine por reiterar el valor de la familia tradicional y condene el llamado “divorcio católico”.
El aumento de los divorcios, de las familias monoparentales, de la convivencia extramatrimonial y de las uniones entre personas del mismo sexo está cambiando el modelo de familia, y por ello el Papa quiso convocar el sínodo .
Los numerosos católicos que viven hoy en día “por fuera de las reglas” preocupa a la Iglesia liderada por Francisco, quien en numerosas ocasiones ha instado a “acogerlos” y a evitar “excluirlos”.
Ante fenómenos tan amplios como la convivencia, las uniones libres sin reconocimiento ni religioso ni civil y los casos de separados y divorciados que se vuelven a casar, la respuesta de Francisco podría ser decepcionante, según observadores de asuntos vaticanos.
Si bien el Santo Padre ha instado en varias ocasiones a un debate “sereno y abierto”, el enfrentamiento entre progresistas y conservadores se agudizó en los medios de comunicación y hasta entre casas editoriales.
La propuesta del Pontífice de examinar la posibilidad de conceder la comunión a los divorciados que se vuelven a casar despertó el avispero del sector más conservador, liderado por el influyente prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Ludwig Müller.
En un libro firmado por Müller y otros cuatro cardenales, se defiende la “indisolubilidad” del matrimonio católico, y en resumen se cierra la puerta a los católicos divorciados que quieren acceder al sacramento de la comunión.
El hecho de que el libro haya sido lanzado semanas antes del inicio del sínodo extraordinario fue considerado una operación mediática para frenar la idea del Papa jesuita.
El otro bloque, el progresista, está representado por otro cardenal alemán, William Kasper, a quien Francisco elogió públicamente durante uno de sus primeros ángelus en la plaza de San Pedro.
Kasper también publicó un libro-entrevista con el título La esperanza de la familia , en el que propone que se permita comulgar a los divorciados que se hayan vuelto a casar con la condición de que cumplan un período de penitencia, como ocurre en la iglesia ortodoxa.
“Todo pecado puede ser absuelto. Así que no es imaginable que un ser humano pueda caer en un limbo del que Dios no lo pueda salvar”, explicó en una entrevista Kasper.
La esperanza de esos católicos es que se apruebe un reglamento excepcional en nombre de la “misericordia”.
En un artículo publicado recientemente por el diario La Stampa , el cardenal italiano Angelo Scola propone que se facilite el procedimiento para la anulación de los matrimonios, que es demasiado lento, complicado y costoso.
Una opción que no todos comparten dentro de la Iglesia, pero que podría ser una solución de compromiso entre las partes, según varios observadores del Vaticano.