Palma de Mallorca, España
La infanta Cristina, hermana del rey de España, compareció este jueves ante un tribunal de Palma de Mallorca, juzgada por fraude fiscal en un macroproceso por presunta malversación protagonizado por su marido, en quien dijo confiar siempre "plenamente".
Hecho sin precendentes para un miembro de la familia del rey, la infanta se sienta en el banquillo en un caso de corrupción encabezado por su esposo Iñaki Urdangarin, que dañó gravemente la imagen de la monarquía española.
Exmedallista olímpico de balonmano de 48 años, es sospechoso de haber malversado, junto a su socio Diego Torres, 6 millones de euros de dinero público mediante el Instituto Nóos, entidad sin ánimo de lucro que presidió del 2003 al 2006.
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Durante años, el juez instructor intentó demostrar que Cristina conocía y participaba en los negocios de su marido. Sin embargo, la férrea oposición de la fiscalía impidió que la imputara por tráfico de influencias y blanqueo.
Aún así está acusada como "cooperadora necesaria" en dos delitos fiscales: la pareja dedujo gastos personales — viajes familiares, fiestas de cumpleaños, regalos o clases de baile — como facturas profesionales por cientos de miles de euros.
Cristina de Borbón, de 50 años, segunda hija de Juan Carlos I y sexta en la sucesión al trono de España, enfrenta una petición de ocho años de cárcel.
En una sala presidida por el retrato de su hermano Felipe VI, rey desde que su padre abdicó en 2014 lastrado por varios escándalos — con éste a la cabeza — se negó a contestar a las preguntas de la acusación y respondió sólo a su abogado.
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"Mi marido, tomaba él las decisiones", afirmó durante la escasa media hora de su declaración.
Vestida con un sencillo pantalón color mostaza, una blusa blanca y una chaqueta oscura, reafirmó así el argumento desplegado desde el principio por su defensa: que ella desconocía los negocios de su esposo, a quien amaba profundamente y en quien tenía una confianza ciega.
"No participé en la administración ni la gestión de la sociedad Aizoon", afirmó en referencia a la empresa pantalla, propiedad del matrimonio, mediante la cual se habría desviado el dinero malversado.
"No realicé ningún trabajo para Aizoon", insistió, asegurando que no tenía firma como representante de la compañía y que nunca utilizó la tarjeta bancaria corporativa.
¿Por qué la fundó entonces con Urdangarin?, le preguntó su abogado.
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"Me lo pidió mi marido, y yo lo acepté", dijo, "por confianza". "Confío plenamente en él y estoy segura de su inocencia y de que en todo momento ha estado asesorado y bien asesorado", agregó.
Cristina fue la última en declarar de los 17 acusados en este caso, que desde hace un mes han ido desgranando los negocios del cuñado de Felipe VI con políticos conservadores deseosos de mantener buenas relaciones con alguien próximo a la Corona.
Alguno de los "arrepentidos" dispuestos a contarlo todo a cambio de una reducción de pena, reconoció haber concedido contratos millonarios a Urdangarin simplemente por ser miembro de la familia real.
Otros admitieron haber justificado gastos con facturas falsas o contratado a trabajadores ficticios para la empresa de Cristina y su esposo.