Atenas. AFP. Hace dos años, un popular aviso de televisión en Grecia se burlaba de un joven que aún vivía con sus padres, pero, con la crisis económica, la ocurrencia ya no hace reír a nadie, pues cada vez menos griegos logran independizarse de su familia.
Los hay que nunca se marcharon y los que, producto del desempleo y los bajos salarios, se ven obligados a volver. Las madres griegas, con fama de sobreprotectoras, están encantadas pues ha venido a reforzar los vínculos entre generaciones.
Ser un “hijo de mamá” ya no es un chiste y se ha vuelto socialmente aceptable que los padres proporcionen casa, comida y ropa limpia a sus hijos adultos.
Una empresa emergente llamada Vanakias aprovechó esta realidad para proponer un servicio original: el transporte de las comidas caseras que las mamás preparan para sus hijos dispersos por las universidades del país.
“En vez de mandar dinero todos los meses los padres pueden ahorrar mandando comida”, señala Dimitris Balomenos, uno de los fundadores de esta pequeña empresa familiar, creada en setiembre pasado, en plena debacle.
Además, esto aleja a los estudiantes de la comida chatarra.
Tradicionalmente, los jóvenes griegos aspiran a dejar el nido familiar, “pero ahora los que viven solos sufren la crisis y los que estudian lejos no pueden ir por razones financieras”, explica Balomenos.
La tasa de desempleo de los griegos de 15 a 24 años es del 64,2%.
Por tanto, muchos padres griegos deben resignarse a que sus hijos migren hacia el norte de Europa en busca de empleo.
“Debido a las deficiencias del sistema de asistencia social en Grecia, la familia siempre ha jugado un papel muy importante. Ahora, se recurre a la familia para hacer frente a las dificultades financieras, afirma Laura Maratou-Alipranti, socióloga del Centro Nacional de Investigación Social.
En 2011, en un anuncio televisivo de una compañía telefónica, el publicista Georges Adamantides caricaturizaba a un joven que celebraba su independencia, aunque, en realidad, vivía en el ático de la casa de sus padres y comía lo que le preparaba su madre.
“Hace cinco años ese tipo pasaba por un idiota, pero ciertamente la publicidad se volvió muy realista”, dice el creador de anuncio.