Ciudad del Vaticano. AFP. La congregación ultraconservadora Legionarios de Cristo , presente en toda América Latina, empezó ayer en Roma una reunión extraordinaria para reformarse completamente, sin descartar del todo una disolución, tras los escándalos de pederastia protagonizados por su fundador, el mexicano Marcial Maciel.
Bajo la atenta supervisión del papa Francisco, quien por ser latinoamericano conoce muy bien la historia de la influyente congregación, los Legionarios se ven obligados a romper definitivamente con su pasado y fundarse nuevamente.
La reunión, que durará al menos un mes, constituye un reto para el Pontífice y es el asunto más espinoso que debe encarar desde que fue elegido en marzo pasado para el trono de san Pedro.
En total, 61 delegados, entre ellos 20 mexicanos y 17 españoles, en representación de los 22 países donde los legionarios están presentes con 109 casas y universidades, deberán aprobar nuevos estatutos y directivas.
En la sede central de los Legionarios de Cristo en Roma, un inmenso campo universitario no muy lejos del Vaticano, el cardenal Velasio de Paolis, quien supervisa desde hace tres años el proceso de reforma, abrió en la tarde con una misa solemne y un discurso el llamado “capítulo” o reunión.
Apuesta por el cambio. Para demostrar la voluntad de cambio y transparencia, los legionarios abrieron una página web con la información sobre la reunión, en la que resumen la historia de la congregación sin citar jamás el nombre de Maciel , tildado de “falso profeta” por Benedicto XVI, quien lo apartó de la Iglesia en el 2006 tras la condena por pedofilia y su vida con dos mujeres y varios hijos.
Además de los abusos cometidos por su fundador, la orden conservadora era conocida por sus conexiones con las altas esferas del poder político, sus millonarios negocios oscuros, sus discutibles métodos de reclutamiento y el terrible silencio que mantuvo de cara a los crímenes denunciados por décadas por las víctimas del fallecido Maciel y sus colaboradores.
Según el actual vicario general de la legión, el alemán Sylvester Heereman, 35 sacerdotes de la congregación –de un total de 953– han sido acusados de abuso sexual, de los cuales 14 fueron absueltos, 9 considerados culpables y 10 aún están bajo investigación.
Para las asociaciones de víctimas de pedofilia de los curas, así como para algunos sectores católicos, toda la verdad sobre la legión aún no ha salido a flote y temen que “cambie algo para que nada cambie” y que la reforma termine por ser solo cosmética.
La congregación logró por décadas ocultar las denuncias contra Maciel y contó con la protección de altos jerarcas del Vaticano durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005) , quien consideraba a los legionarios un ejemplo de virtud católica.
“Tenemos que formar los corazones, de lo contrario creamos pequeños monstruos, y esos monstruos a su vez forman al pueblo de Dios. Eso me pone la piel de gallina”, reconoció en diciembre pasado el papa Francisco al referirse a la necesidad de educar a las nuevas generaciones de clérigos, un argumento que considera clave para enterrar la era de los escándalos que han desprestigiado a la Iglesia católica.