La masacre de 11 adultos que celebraban una festividad navideña en México se convierte en el episodio más reciente de la agravada violencia que azota al país, generando consternación por la aparente ineptitud de las autoridades para esclarecer los crímenes sin estigmatizar a las víctimas.
Además de las víctimas mortales, cuyas edades oscilaban entre los 16 y los 36 años, catorce personas resultaron heridas durante el tiroteo registrado en la madrugada del 17 de diciembre en Salvatierra, Guanajuato, el estado que registra el mayor número de homicidios en el país este año, con 2.875 víctimas de enero a noviembre, según datos oficiales.
Los jóvenes fueron los principales afectados por las recientes matanzas, como los cinco asesinados a principios de diciembre en Celaya, también en Guanajuato (centro), o la desaparición de otros cinco en Jalisco (oeste) en agosto, cuyo tormento y posible deceso fueron documentados en una fotografía y un video.
¿Quiénes eran las víctimas?
Radiantes, abrazados y contentos de reunirse antes de Navidad. Así lucían los jóvenes en una imagen capturada horas previas a la atrocidad, cuya difusión posterior al suceso contribuyó a conmover a un país acostumbrado a la violencia.
“Todos eran amigos, todos eran conocidos. Es una generación a la que lastiman”, expresó Angélica Zamudio, tía de uno de los fallecidos, al medio Aristegui Noticias.
Entre los asesinados se encontraba una exreina de belleza, un adolescente y un miembro del grupo musical que amenizaba la celebración, según reportes locales. Thalía Cornejo, de 25 años, fue coronada como “reina” de Salvatierra en 2017.
Héctor Almaraz, de 16 años, posaba con un sombrero vaquero y una sonrisa en fotografías que su madre, Ana Maura Rivera, compartía en Facebook. Ahora, utiliza la red para despedirse de su hijo: “Me dejas destrozada, sin saber cómo recomponerme”, expresó.
Juan Luis García, padre de dos niños y sonidista del grupo Dinastía Cornejo, que animaba la festividad, fue otra de las víctimas. “Despierta por favor, no nos dejes. Dios, otórgale más tiempo, mis hijos lo necesitan más de lo que puedes imaginar y yo también”, expresó su viuda, Yaz Muñoz.
“Los conocía y sé que eran jóvenes de bien”, afirmó el alcalde de Salvatierra, Germán Cervantes, quien se mostró “indignado” luego del crimen, según sus declaraciones.
Un recuento del diario El Universal indica que desde el inicio del actual gobierno en diciembre del 2018, se registraron al menos 61 asesinatos múltiples, donde las víctimas tenían entre 15 y 29 años, distribuidos en 19 estados mexicanos.
¿Quién los perpetró y por qué?
La masacre tuvo lugar en una residencia del municipio de Salvatierra (sur de Guanajuato), donde los amigos celebraban una “posada”, una festividad tradicional mexicana previa a la Navidad.
Según la fiscalía estatal, desconocidos intentaron ingresar al festejo, pero los asistentes les solicitaron retirarse. Posteriormente, regresaron acompañados de individuos armados con fusiles.
“Fue en ese instante cuando empezaron a disparar contra los presentes, además de provocar daños por incendio a varios vehículos”, señaló la fiscalía el 18 de diciembre, sin detallar quiénes son los agresores ni sus motivos, aunque reveló que se efectuaron al menos 195 disparos.
David Saucedo, consultor de seguridad, reveló que uno de los organizadores del evento, vinculado a este sector, estaba siendo objeto de extorsiones por parte de grupos criminales.
Sostiene que la zona está bajo el control del cártel Santa Rosa de Lima, surgido en Guanajuato y dedicado a secuestros, extorsiones, tráfico de combustible y drogas. Este grupo es adversario en la entidad del poderoso cártel Jalisco Nueva Generación.
Otra versión, sugerida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es que el crimen podría estar vinculado al consumo de drogas.
Guanajuato ostenta, además, la cuarta mayor tasa de homicidios de México, con 61,8 por cada 100.000 habitantes, en comparación con el promedio nacional de 27,6, según cifras oficiales del 2021.
¿Por qué la respuesta del presidente generó críticas?
La reacción de López Obrador luego del crimen pone de manifiesto el problema de la revictimización, reflejado en prejuicios que afectan la reputación de las víctimas de los cárteles.
Consultado un día después de la masacre sobre la posibilidad de que el consumo de drogas estuviera detrás del suceso, el mandatario respondió afirmativamente. Añadió que el uso de estupefacientes en Guanajuato experimentó un crecimiento superior al de otros estados. “Es un fenómeno que debe ser analizado y enfrentado”, afirmó.
Fue la segunda ocasión en poco tiempo en que López Obrador vinculó a las víctimas con el consumo de drogas. Dos semanas antes, afirmó que la muerte de los cinco estudiantes en Celaya ocurrió cuando compraban narcóticos, a pesar de que el caso aún se encuentra en investigación.
Sus comentarios generaron fuertes críticas, especialmente por parte de familiares de las víctimas, como Angélica Zamudio.
“Son jóvenes que trabajaban, que estudiaban, que tenían hijos (...) No se les puede revictimizar de esta manera. Es como echar sal en la herida de todas las familias”, afirmó la tía de uno de los fallecidos.
El presidente mexicano no se conformó con las explicaciones proporcionadas por la fiscalía de Guanajuato, estado gobernado por el Partido Acción Nacional (PAN), un partido de oposición de ideología derechista.
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