Atenas AFP Grecia redobló sus esfuerzos para controlar el flujo de migrantes, pero no satisfizo a algunos de sus socios europeos, tentados a apartarla del espacio Schengen pese al riesgo de transformarla en un inmenso campo de refugiados.
Un proyecto de informe, publicado el miércoles por la Comisión Europea, afirma que “Grecia ha desatendido seriamente sus obligaciones” en la gestión de su frontera.
El texto pide que Atenas tome medidas drásticas en tres meses bajo amenaza de restablecer los controles nacionales en los países del espacio Schengen durante dos años.
El espacio Schengen es una zona de libre circulación en la que los controles fronterizos no existen. Está compuesta por 26 países, de los cuales 22 son de la Unión Europea.
Esta medida aislaría a Grecia en el continente europeo frente a Turquía, que en el 2015 dejó pasar a 850.000 personas, con el riesgo de que los refugiados se queden en su territorio en vez de seguir hacia el norte, como hasta ahora.
Atenas juzgó “no constructivas” estas imputaciones ya que se basan en observaciones desarrolladas en noviembre, mientras que en la actualidad, la situación “es muy diferente”, advirtió la portavoz gubernamental Olga Gerovassili, quien reclamó “una acción conjunta” para enfrentar este problema de “dimensiones históricas”.
Bruselas reprocha a Grecia no registrar bien a los migrantes. Solo este mes llegaron a su territorio 47.000, el 92% elegible para asilo (sirios, iraquíes y afganos), según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Además, el país lleva retraso en la apertura de los cinco centros de registro de migrantes previstos en las principales islas de llegada.
Tampoco gustó en Bruselas el cierre, el año pasado, de varios campos de retención de migrantes, lo que coincidió con la llegada al poder del partido de izquierda de Alexis Tsipras.
Philippe Leclerc, el representante en Grecia de Acnur, considera que “hay que organizar los más rápidamente posible retornos voluntarios o forzados a los países de origen de estos migrantes para no dañar el sistema de protección de los refugiados”.
Actualmente, los centros de retención griegos reabiertos acogen a unas 800 personas, muchas de ellas marroquíes.
Grecia tampoco consigue colaborar con la agencia europea de vigilancia de las fronteras exteriores (Frontex), que tiene 15 barcos patrullando junto a los guardacostas griegos en el mar Egeo.
Sin embargo, solo lleva a cabo tareas de salvamento porque no está autorizada a repeler embarcaciones, dijo el lunes un portavoz de Frontex.
Muchos expertos son menos severos, como Leclerc, que asegura que Grecia está haciendo “progresos considerables” y lamenta que la UE solo haya ofrecido 646 relocalizaciones de refugiados a pesar de haber prometido 64.400.
Henri Labayle, director del Centro de Documentación y de Investigaciones Europeas (CDRE) cree por su parte que “hay que aceptar la realidad y el hecho de que es Turquía quien inunda la UE con presión migratoria”.
La UE anunció la intención de ayudar a Macedonia, al norte de Grecia, un país que no forma parte de la UE ni del espacio Schengen pero al que llegan cada día cerca de 2.000 migrantes elegibles para el asilo (sirios, iraquíes y afganos).
El secretario de Estado belga para la migración, el nacionalista flamenco Théo Francken, sugirió incluso establecer en Grecia estructuras para acoger a entre 200.000 y 300.000 refugiados, y no a 8.000 como hasta ahora.
Sin embargo Leclerc considera que el aislamiento “sería muy grave para Grecia, que tendría que hacer frente a miles, incluso decenas de miles de personas que necesitan refugio” y podría convertirse en un campo de refugiados gigante.