Tallin
Los ministros del Interior de la Unión Europea (UE) reconocieron este jueves en Tallin la situación de urgencia que vive Italia, desbordada por la llegada de miles de migrantes a sus costas, comprometiéndose a ayudarla aunque sin anunciar ninguna medida nueva.
"La situación en el Mediterráneo central y la presión resultante sobre Italia representa una gran preocupación para todos los Estados miembros", anunció en un comunicado Estonia, que acaba de asumir la presencia pro témpore de la UE.
Cerca de 100.000 migrantes llegaron a Europa desde enero por vía marítima, de los cuales 85.000 desembarcaron en Italia, según las últimas cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La semana pasada, Italia amenazó con vetar la entrada a sus puertos a los barcos extranjeros que transporten migrantes rescatados en el Mediterráneo y llamó a sus socios a aportar una "contribución concreta".
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Ante este llamado, la Comisión Europea, que urgió a Roma a no tomar ninguna decisión antes de hablar con sus socios y con organizaciones, presentó el martes un "plan de acción", que prevé ayudas económicas y apoyo logístico, entre otras medidas.
Los ministros del Interior, reunidos en la capital estonia, expresaron su apoyo a este plan, presentado a raíz de la reunión organizada el domingo por la noche en París entre Francia, Alemania, Italia y la Comisión.
"Italia no está sola y no actuará sola", aseguró el ministro estonio Andres Anvelt, quien celebró que "por lo menos está clara" la dirección en la que van los 28.
Según una fuente europea, se trata de poner en marcha "mejor y de forma más rápida" un cierto número de elementos acordados en reuniones precedentes.
Los compromisos con Libia, país de donde parte la casi totalidad de los migrantes que arriesgan su vida en una peligrosa travesía del Mediterráneo, y con los países de origen o tránsito de estos, tienen que ser aumentadas, explicó Estonia.
Los 28 responsables de la seguridad interior del bloque "saludaron" además la iniciativa italiana de crear "un código de conducta" para las organizaciones que participan en las misiones de rescate, actividad que deberá llevarse a cabo "en el marco de las reglas a las que habrá que adherirse".
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"Se reconoció la cuestión planteada por Italia", celebró el ministro italiano Marco Minniti, quien precisó que será su país el encargado de lanzar la propuesta, "en colaboración con la Comisión Europea" y "escuchando naturalmente a las organizaciones".
Una docena de barcos privados participan en las patrullas en las aguas internacionales, que llevaron un cuarta parte de los rescates en el 2016 y hasta un tercio a principios de este año. Sin embargo, algunos consideran que su presencia empuja a los migrantes a intentar cruzar.
"No hay ningún problema con las oenegés", aseguró por su parte el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, para quien la idea es volver la relación con estas organizaciones "más funcional, por medios más coordinados".
Sin embargo, los ministros no abordaron los puntos más espinosos, como la propuesta de Italia de repartir los migrantes socorridos entre los puertos de otros países del bloque, reconoció Marco Minniti. Francia e Italia ya indicaron que no apoyaban esta propuesta.
A su llegada a la reunión, el ministro de Interior español, Juan Ignacio Zoido, subrayó que su país también enfrenta actualmente "una presión importante" en sus puertos a consecuencia de la llegada de migrantes. Según la OIM, desde principios de año, casi 6.500 migrantes llegaron a las costas españolas.
Los 28 se fijaron simplemente como objetivo alcanzar "resultados tangibles" en la política de devolución de los migrantes que no hayan obtenido el estatuto de protección internacional, que en la actualidad se enfrenta a la falta de compromiso con los países de origen.
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La mayoría de los migrantes que llegan a Italia no son demandantes de asilo, sino migrantes económicos procedentes, en su mayoría, de Nigeria, Bangladés, Guinea, Costa de Marfil y Gambia. Casi todos intentan cruzar el Mediterráneo partiendo de las costas libias.
La "decisiones importantes", en palabras de la responsable francesa Jacqueline Gourault, podrían adoptarse el 24 de julio en Túnez, durante una reunión entre ministros africanos y europeos.
Cancilleres de ambos continentes se reunieron también este jueves en Roma, donde evocaron las pistas para bloquear el flujo de migrantes antes incluso de su llegada: controles fronterizos más eficaces, inversiones para jóvenes y mujeres en los países de origen, y, de nuevo, una más eficaz política de devolución.