Ciudad del Vaticano. AFP. El papa Francisco abrió este domingo en la basílica de San Pedro un histórico sínodo de obispos de todo el mundo para analizar los retos de la familia moderna y abordar temas tabúes para la Iglesia católica.
Durante quince días unos 300 prelados, entre cardenales y arzobispos de todos los continentes, debatirán a puerta cerrada sobre el matrimonio homosexual, las parejas de hecho, el divorcio y la comunión para los divorciados que se vuelven a casar.
Con una misa solemne, concelebrada con 230 obispos, el Papa inauguró la primera asamblea extraordinaria de su pontificado, iniciado en marzo del 2013 y que podría romper con viejas tradiciones y marcar un antes y un después.
“La asambleas no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente (...) En este caso el Señor nos pide que cuidemos de la familia”, dijo el Papa durante la homilía.
Cambio. El Pontífice argentino instó a los ‘padres sinodales’ a no frustrar el sueño de Dios y a trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad.
“El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos frustrar el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo”, recordó Francisco.
Durante una velada de oración en la plaza de San Pedro, el Papa apareció a última hora ante los cerca de 80.000 participantes para pedir que escuchen el grito del pueblo de Dios y se unten con las distintas realidades que afectan a los católicos ante la evolución de la familia .
El sínodo arranca en un clima de tensión, alimentada por las críticas de los sectores ultraconservadores, que llegaron a acusar al Papa de haber sido elegido de forma ilegal, en un cónclave irregular, según un libro lanzado el sábado por el periodista italiano Antonio Socci.