Budapest
El primer ministro húngaro, Víktor Orban, volvió a criticar este jueves el plan de acogida de refugiados adoptado por la Unión Europea (UE), y aseguró que obligar a su país a participar en él raya en la "violencia".
La víspera, el Tribunal de Justicia de la UE, la máxima instancia judicial de la Unión, había rechazado la demanda de anulación del plan de acogida presentada por Hungría y Eslovaquia.
En el 2015, más de un millón de migrantes, en gran parte sirios que huían de la guerra en su país, llegaron por mar a Grecia e Italia en la mayor crisis migratoria en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial.
Para enfrentar esa importante llegada de migrantes, los 28 aprobaron en setiembre de ese año dos decisiones para repartirse, con base en cuotas, hasta 160.000 solicitantes de asilo llegados a ambos países mediterráneos, en el plazo de dos años.
El martes, el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker , había reprendido a Hungría por pedir más dinero para aumentar la seguridad en sus fronteras mientras se negaba a participar en el reparto obligatorio de refugiados.
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"La solidaridad no es un plato a la carta", escribió entonces en una carta enviada a Orban.
El líder húngaro, quIEN previamente había calificado la inmigración de "caballo de Troya del terrorismo", dijo haberse quedado "estupefacto y perplejo" ante las declaraciones de Juncker.
"La interpretación del principio de solidaridad descrito en su carta es esencialmente la transformación de Hungría en un país de inmigrantes contra la voluntad del pueblo húngaro", contestó Orban en un carta dirigida a Juncker publicada este jueves en la página web del Gobierno.
"En mi opinión, eso no es solidaridad, es violencia", añadió.
Herencia del colonialismo. Al contrario de otros países europeos, Hungría no tiene un "pasado colonial", recordó Orban. "Esos grandes Estados miembros se han convertido en países de inmigrantes, debido a las obligaciones causadas por su legado colonial", aseguró.
"Por su parte, Hungría no quiere convertirse en un país de inmigrantes y no puede aceptar que se le obligue a cambiar eso", afirmó.
Más de 400.000 personas cruzaron Hungría durante la crisis migratoria dle 2015, rumbo a los países del oeste y el norte de Europa.
En respuesta, Budapest levantó vallas en sus fronteras con Serbia y Croacia, y reclutó a 3.000 agentes de policía para controlar sus accesos por el sur, suscitando críticas de Bruselas.