Londres
Descuidado con su aspecto personal y con su gran mata de pelo rubia, el principal líder de la campaña británica contra la Unión Europea, Boris Johnson, mira ya de reojo la posibilidad de ser primer ministro, tras la victoria del brexit.
Frente a la ferocidad de Nigel Farage, el exalcalde de Londres encarnaba al estadista de la campaña "Leave", como pudo comprobarse en el último debate de campaña, con su aplaudido discurso "churchiliano" invitando a convertir el referendo en "el día de la independencia".
Johnson, de 51 años, conoce la UE. Fue corresponsal del Daily Telegraph en Bruselas entre 1989 y 1994, favoreciendo historias que alimentaban el euroescepticismo en casa.
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Se convirtió entonces en el periodista favorito de la primera ministra Margaret Thatcher, gracias a unos artículos que se mofaban sistemáticamente de las instituciones europeas y caricaturizaban sus regulaciones.
Algunas de aquellas historias se convirtieron en mantras para los euroescépticos.
Aún así, no tuvo claro hasta un día antes de la campaña en qué bando iba a militar. Su anuncio de que se encuadraba en el campo brexit , enfrentado a Cameron, se interpretó como una concesión a sus ambiciones.
Y aunque su decisión de apoyar el brexit fue grata para muchos activistas de base conservadores, la campaña le colocó en terreno pantanoso, sobre todo con la inmigración, a la que defendió como alcalde pero que molestaba a una parte de los electores anti-UE.
Johnson, nieto de un inmigrante turco, también había apoyado en el pasado el ingreso de Turquía en la UE, y ahora veía como eso se esgrimía como una amenaza al Reino Unido.
Su perfil le convirtió en blanco favorito de los conservadores partidarios de permanecer en la UE, y el ex primer ministro John Major lo tildó de "bufón de la corte".
Pero el público parece perdonarle todo, y él siempre ha negado tener interés en el puesto de primer ministro. Ahora, aparece como el favorito a suceder a Cameron, aunque sus posibilidades dependerán de que la salida de la UE no se convierta en un desastre para el Reino Unido.
La ironía es que su euroescepticismo viene de un hombre vinculado a las instituciones europeas como pocos en el Reino Unido, donde la ignorancia del funcionamiento de la UE está muy extendida, según las encuestas.
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Su padre Stanley, que defendía la permanencia en la UE, trabajó en la Comisión Europea y fue eurodiputado por el Partido Conservador.
El mismo Boris Johnson fue alumno de la Escuela europea de Bruselas antes de ingresar en el famoso colegio privado británico de Eton.
Todo ello lo hacía un candidato ideal al puesto de Bruselas para el director del Daily Telegraph en aquel momento, Max Hastings, que había conocido a Johnson cuando éste era presidente de la asociación estudiantil de debate de la universidad de Oxford, la Oxford Union.
Pero no dejó de ser una elección polémica, teniendo en cuenta que Johnson había sido despedido del diario The Times por inventarse unas declaraciones de su propio padrino, el historiador Colin Lucas, en un artículo sobre un descubrimiento arqueológico.
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Hastings es ahora un gran crítico de Johnson y votó el jueves a favor de seguir en la UE, en parte porque sospecha que la posición de su antiguo corresponsal tiene que ver con sus ambiciones políticas.
"Habiendo conocido a Boris tantos años, no puedo votar una opción que podría llevarle a Downing Street", escribió Hastings en una columna en el Daily Mail.