París
Los principales sospechosos de la masacre en el semanario "Charlie Hebdo", los hermanos Said y Chérif Kouachi, son dos viejos conocidos de la policía francesa, pero habían logrado no disparar la alarma sobre sus supuestas intenciones criminales.
Chérif Kouachi, de 32 años y hermano menor de Said, de 34 años, tiene el historial delictivo más nutrido y ya había pasado por prisión por sus vínculos con redes yihadistas en París de captación de combatientes para Irak.
Mientras que Said solo aparece en los documentos policiales de forma periférica, Chérif fue condenado en 2008 a tres años de cárcel —la mitad exentos de cumplimiento— por participar en la llamada "red de Buttes Chaumont" , nombre de un parque en el noreste de París, que reclutaba a jóvenes marginales para la causa fundamentalista.
En 2005, le llegó a él mismo el momento de viajar a Siria para entrar ilegalmente en Irak.
Capturado justo antes de embarcar hacia Damasco, el pequeño de los Kouachi era entonces repartidor de pizzas.
"Sus primeras palabras fueron de alivio por haber sido detenido, porque así ya no tendría que viajar a Siria" , señaló hoy al canal BFMTV su entonces abogado, Vincent Olivier.
Nacidos en el distrito X de París, huérfanos desde su infancia y criados en un hospicio en Rennes, los hermanos presentaban un perfil de golfos de poca monta, jóvenes sin apenas oficio ni beneficio que un día se sintieron atraídos por el discurso radical.
Un oscuro imán, Farid Benyettou, que predicaba en la mezquita al-Dawa del barrio de Stalingrad en ese mismo distrito, atrajo a Kouachi, como a muchos otros jóvenes, a su visión fundamentalista del islam.
Los chicos, recordaba el diario Le Monde en un artículo publicado en 2008, rápidamente dejaban de fumar, detenían sus trapicheos y acababan viajando, de forma escalonada, a Irak.
Dejaron la capital para instalarse en provincias, en la tranquila región de Reims, al noreste de París, donde sus vecinos los recuerdan como tranquilos y educados.
El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, reconoció hoy que los hermanos habían sido objeto de vigilancia por los servicios secretos, pero "no había elementos que apuntaran a la inminencia de un atentado".
"Tomamos el 100 % de las precauciones, pero eso no significa riesgo cero" , admitió Cazeneuve.
Los Kouachi permanecen en paradero desconocido, aunque fueron vistos en una gasolinera que atracaron en una carretera en las proximidades de Villers Cotterêts, al noreste de la capital, donde también se ha desplegado un fuerte operativo de seguridad.