Andreyévka, Ucrania. EFE y AFP Fuerzas gubernamentales y milicias prorrusas protagonizaron ayer intensos combates en las afueras de Slaviansk, en lo que parece un avance rápido hacia una temida guerra civil.
Los combates en Slaviansk, bastión de las fuerzas separatistas prorrusas, dejaron al menos una veintena de muertos y más de 50 heridos.
El ministro del Interior de Ucrania, Arsén Avákov, admitió que las tropas ucranianas sufrieron cuatro bajas mortales y otros 30 efectivos resultaron heridos en los choques armados, en los que las fuerzas de Kiev perdieron también un helicóptero MI-24, el cuarto derribado por los prorrusos en los últimos días.
Los primeros combates de la jornada se produjeron en la localidad de Andréyevka, donde las tropas ucranianas recuperaron el control de la torre de televisión que brinda señal a Slaviansk y la vecina Kramatorsk.
Sin embargo, en Andréyevka, a 20 kilómetros, los milicianos prorrusos atacaban las posiciones de las tropas ucranianas, junto a la torre de televisión.
El jefe de las fuerzas de autodefensa, Ígor Strelkov, indicó que los rebeldes lograron “frenar el avance del enemigo en las inmediaciones de la ciudad (Slaviansk), pero con muchas dificultades”.
Por su parte, el ministro del Interior ucraniano reconoció que los insurgentes prorrusos cuentan con armamento pesado, lo que ralentiza el avance de las fuerzas leales a Kiev.
Peligro de catástrofe. Rusia advirtió sobre el riesgo de que se produzca una “catástrofe humana” en las ciudades asediadas por el Ejército ucraniano; es decir, Slaviansk y Kramatorsk.
“Constatamos ya una penuria de medicamentos y se está comenzando a producir interrupciones de suministros de alimentos”, afirmó el ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.
Poco antes, Moscú denunció en un “libro blanco” violaciones “masivas” de los derechos humanos en la exrepública soviética por parte de “las fuerzas ultranacionalistas, extremistas y neonazis”.
La crisis de Ucrania amenaza la estabilidad y la paz en Europa si la comunidad internacional no responde de manera adecuada a esas violaciones de derechos humanos, afirmó Rusia.
El presidente interino de Ucrania, Olexandre Turchínov, había denunciado antes, en la televisión, que Ucrania sufría una agresión.
“Esto es una guerra contra nosotros y debemos estar listos para detener esta agresión”, dijo al referirse a los incidentes de Odesa del viernes pasado, en los que murieron más de 40 personas.
Para el presidente Turchínov, “el objetivo (de los prorrusos) es derrocar el Gobierno en Kiev” y anunció la instalación de puestos de control en la capital y en otras ciudades del país.
Ofensiva diplomática. El ministro interino de Relaciones Exteriores ucraniano, Andrii Deshchytsia, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, se reunieron anoche junto a otros diplomáticos en la víspera de una reunión del Consejo de Europa , hoy, martes, en Viena.
El presidente de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) , Didier Burkhalter, viajará a Moscú el miércoles para hablar con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Los dos discutirán “sobre la puesta en marcha de mesas redondas bajo la supervisión de la OSCE, para facilitar un diálogo nacional antes de la elección presidencial” prevista el 25 de mayo en Ucrania, indicó el domingo un portavoz de la canciller alemana, Ángela Merkel.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank Wálter Steinmeier, apostó el domingo por una segunda conferencia de Ginebra, pese a la ausencia de resultados concretos de la primera.
Kiev, Moscú, Washington y la UE firmaron un primer acuerdo en Ginebra a mediados de abril para reducir la tensión en Ucrania y lograr una estabilidad política y económica, pero este acuerdo no fue ejecutado por ninguna de las partes en conflicto.