Atenas. AFP. Sesenta y tres muertos, pueblos evacuados y bosques y cultivos calcinados es el balance provisional de cuatro días de fuego voraz en Grecia, donde ayer se abrió una investigación y se inculpó a siete personas por incendios criminales.
“Proseguimos una lucha encarnizada, nuestra prioridad inmediata son las víctimas de este siniestro”, declaró el primer ministro griego, Costas Caramanlis, durante un encuentro con el jefe de Estado, Carolos Papoulias.
El fiscal del servicio antiterrorista, Dimitris Papaguelopoulos, decretó la apertura de una investigación preliminar “para determinar si crímenes de incendios voluntarios durante el verano están incluidos en la ley antiterrorista”.
Cuando faltan tres semanas escasas para las elecciones legislativas del 16 de setiembre, una polémica hace mella en el país sobre el presunto origen criminal de muchos de los focos de fuego y sobre la respuesta de las autoridades ante la catástrofe.
Grecia se encuentra bajo estado de emergencia y observa tres días de duelo nacional.
El Cuerpo de Bomberos anunció ayer la detención de siete personas por incendio criminal.
Sin catastro nacional y ante el desarrollo vertiginoso del sector de la construcción, las autoridades y la opinión pública se mantienen alerta por la salvaje especulación inmobiliaria que precede con frecuencia cada período electoral.
Caramanlis –el primero en mencionar la hipótesis criminal– aseguró el sábado que todas las regiones convertidas en humo serían protegidas y “reforestadas”.
La población se muestra muy solidaria, aunque irritada, con esta ola de incendios. “Cientos de personas realizan patrullas las 24 horas (del día) en la montaña”, declaró Sotiris Botas, responsable de unos 200 guardias forestales voluntarios del Monte Himeto, cerca de Atenas, donde las llamas siguen ardiendo desde el sábado.
Avivados por un viento superior a los 70 kilómetros por hora, treinta incendios amenazaban ayer el oeste y el sur del Peloponeso, donde están localizados los frentes más peligrosos, que no se han podido sofocar a pesar de que las temperaturas han bajado hasta los 33 grados.
Más de 800 bomberos y otros tantos soldados griegos, ayudados por decenas de bomberos llegados del extranjero con 20 hidroaviones y 19 helicópteros cisterna, luchan sin cuartel contra las llamas en la península del Peloponeso, donde ya murieron 59 personas. La mayoría de ellas fallecieron en aldeas aisladas de Ilia y en la isla de Eubea, donde perecieron otras cuatro.