Milán AFP El exjefe de gobierno italiano y magnate de las comunicaciones Silvio Berlusconi terminó de cumplir ayer su condena a un año por fraude fiscal en un centro para ancianos de Milán, un alivio pasajero ya que tiene todavía cuentas pendientes con la Justicia.
“Ha sido una experiencia conmovedora, el tiempo pasado con los enfermos ha representado para mí una pausa de serenidad. Deseo mantener este compromiso”, afirmó el político al despedirse de funcionarios y enfermos de la institución.
A partir del domingo, Berlusconi será de nuevo un hombre libre, no tendrá que pasar los viernes media jornada de labores sociales con enfermos de alzhéimer del centro de Cesano Boscone, de Milán, no tendrá que pedir permiso para viajar a Roma y no deberá regresar a casa antes de las 11 p. m.
“Silvio es grande. No lo traicionaremos jamás”, clamaba rítmicamente un grupo de admiradores que lo esperaba a la salida de la instalación.
El tribunal decidió que Berlusconi terminara 45 días antes de lo previsto su servicio por haber desarrollado su actividad de voluntario con seriedad.
Pese a ello, sus líos judiciales no se han acabado. A partir del martes, la Corte de Casación deberá pronunciarse a favor o en contra de la absolución, en julio, de Berlusconi por el delito de prostitución de menor y abuso de poder, mejor conocido como el “caso Ruby”.
Se trata del veredicto definitivo, al ser el tercer y último grado de juicio.
La controvertida sentencia de julio invalidaba la condena en primera instancia a siete de años de cárcel y la inhabilitación permanente a todo cargo público del ex primer ministro.
“Independientemente del fallo, la sombra de Ruby y de las demás chicas del bunga-bunga sigue perturbando los sueños del magnate”, señala este viernes el diario Il Fatto Quotidiano.
El tres veces primer ministro de Italia, de 78 años, fue absuelto de la acusación de prostitución de menor porque supuestamente el hecho no ocurrió.
Los jueces estimaron que Berlusconi decía la verdad cuando aseguraba que estaba convencido de que la joven Ruby, una exuberante marroquí llamada Karima El Mahroug y apodada ‘Ruby robacorazones’, era mayor de edad cuando asistía a las veladas nocturnas en su mansión milanesa.
Sin embargo, faltando pocos días para la sentencia definitiva de la Corte de Casación, influyentes diarios han publicado transcripciones de las conversaciones en 2008 entre Berlusconi y su amigo y empresario Gianpaolo Tarantini sobre las chicas que invitaba a sus fiestas.
“Mi problema es que las mujeres terminan enamorándose de mí... es una cosa que me ha perseguido durante toda mi vida”, comenta el magnate a Tarantini, acusado por la fiscalía de Bari (sur) de llevar prostitutas a las fiestas.
“Esta noche tengo a dos niñas, una periodista y una brasileña, pero trae a las demás muchachas, somos viejecitos, pero con poder”, le comenta Il Cavaliere.
Otra espada de Damocles que pende sobre Il Cavaliere es el llamado caso “Ruby3”, en el que Berlusconi está siendo investigado por la justicia de Milán porque habría sobornado a más de 20 mujeres para que no declaren en su contra en el juicio por abuso de poder y prostitución de menor.
Los jueces anunciaron que solicitarán la colaboración de las autoridades de México para “aclarar” el origen del dinero que “Ruby” habría invertido en la localidad turística de Playa del Carmen, donde sus propiedades están siendo administradas por su exnovio Luca Risso, según escribió el diario Corriere della Sera.
Los fiscales sospechan que Ruby invirtió parte del dinero en dos edificios de departamentos, un restaurante y una fábrica de pastas para sopa en esa localidad, en el Estado de Quintana Roo.
El multimillonario tiene pendiente también otro juicio por corrupción de un senador, al que según la acusación pagó en 2006 tres millones de euros para cambiar de bando político y hacer caer al gobierno de centroizquierda.