París
Los socialistas franceses tratan de superar la dura resaca de las elecciones departamentales con un acercamiento inmediato a sus antiguos socios ecologistas, convencidos de que la división de la izquierda está detrás de su debacle electoral.
La dimensión del descalabro del partido en el Gobierno, que finalmente controlará un tercio de los departamentos (34) frente a los dos tercios obtenidos por el centro-derecha (66) , ha disparado las alarmas en el Elíseo, donde se buscan alianzas para que ese resultado no se repita en las regionales de diciembre.
El Partido Socialista (PS) convocó a Los Verdes en su sede parisina, donde mantuvieron una tensa reunión, aunque "muy fructífera" a juicio del secretario general de la formación gobernante, Jean-Christophe Cambadélis.
"El diálogo ha sido reanudado entre el Partido Socialista y Europa Ecología-Los Verdes (EELV)" , proclamó Cambadélis al salir de la reunión, antes de anunciar que se han formado cuatro grupos de trabajo para buscar convergencias.
La líder de Los Verdes, Emmanuelle Cosse, puso algo de agua tibia al reencuentro anunciado por el socialista, y recordó que hace falta encontrar puntos de diálogo, "pero también son necesarias las acciones " .
"Si hay un pacto, este debe hacerse sobre un proyecto que responda a las angustias de los franceses para encontrar un empleo o para llegar a fin de mes, y sobre otras cuestiones económicas y ecológicas" , advirtió Cosse.
El primer ministro, Manuel Valls, es visto con gran recelo por el resto de partidos de la izquierda e incluso dentro del propio seno de los socialistas, donde ya han comenzado los gestos de acercamiento hacia los llamados diputados "rebeldes" , que están encabezados por la alcaldesa de Lille, Martine Aubry.
Más complicado aún lo tendrá el Gobierno con el otro gran bloque de su bando ideológico, el Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon, que ha declarado la guerra al presidente, François Hollande, y a las políticas de austeridad.
Nada más cerrarse las urnas, Valls compareció anoche para anunciar que el Ejecutivo mantendrá su rumbo, incluidas las reformas liberalizadoras, pese a que desde el resto de la izquierda se le insta precisamente a lo contrario: a reforzar su perfil social en lugar de las medidas económicas.
Esta fragmentación no es muy diferente a la que hasta hace no tanto sufría el centro-derecha, que en las departamentales logró sumar esfuerzos para hacerse con una victoria histórica.
El líder de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) , Nicolas Sarkozy, y de la centrista Unión de Demócratas Independientes (UDI) , Jean-Cristophe Lagarde, también se reunieron para consolidar su alianza, en un clima bastante más triunfal y distendido que el de sus contrincantes políticos.
Solo hay disensiones sobre la paternidad de esta coalición que tan bien ha funcionado en las urnas, ya que todos tratan de atribuírsela.