París
Con la Oda a la Alegría, de Beethoven, de fondo, Emmanuel Macron fue recibido por miles de franceses que gritaban su nombre frente a la pirámide del Louvre de París, donde él juró que servirá con amor a Francia.
La pirámide de vidrio y aluminio en la explanada del mítico museo parisino resplandeció con luces doradas cuando el presidente electo, de 39 años, arribó al escenario previsto para la ocasión.
"Esta noche, Francia ganó", clamó ante aplausos y gritos de alegría el centrista proeuropeo, que se convertirá en el presidente más joven de Francia después de haber derrotado el domingo con más del 65% de los votos a la candidata ultraderechista, Marine Le Pen, en la segunda vuelta de las presidenciales.
"Todo el mundo nos dijo que era imposible, pero no conocen a Francia", añadió con la pirámide a sus espaldas este joven que hace tres años era un completo desconocido, antes de jurar: "Te serviré con amor".
Poco después, su esposa Brigitte, una elegante rubia de ojos azules 24 años mayor que él, se unió a él en el escenario, sin poder contener las lágrimas.
Ambos, junto a los hijos y nietos de ésta, a los que él considera propios, entonaron la Marsellesa.
"Es un símbolo de esperanza. Es como Obama hace ocho años. Es la juventud, la oportunidad. Miren su equipo, hay gente de todos los horizontes", dijo exultante Jean-Luc Songtia, un taxista de 36 años.
Pese a la caída de la noche y del termómetro, cientos de personas seguían llegando a la Explanada del mítico museo, en el corazón de París, para ver en carne y hueso a su presidente. Según el equipo de Macron, 40.000 personas se hallaban en el lugar.
Los "helpers", voluntarios del equipo del presidente electo, distribuían entre la multitud, en su mayoría veinteañeros, banderas tricolores y camisetas con el nombre del movimiento "ni de izquierda, ni de derecha" de Macron: ¡En Marcha!
En pleno estado de emergencia, las medidas de seguridad para entrar en la explanada era excepcionales. Una falsa alarma había obligado horas antes a evacuar el recinto, para el que se acreditaron 1.800 periodistas.
Una fiesta callejera improvisada cerca del Louvre, donde resonaba música en vivo, seguía haciendo vibrar a cientos de personas pasada la medianoche.
Los Campos Elíseos, la avenida más famosa del mundo, también se convirtió en una fiesta al darse a conocer los resultados. Los conductores hacían sonar las bocinas, agitando banderas nacionales e inmortalizando el momento con sus teléfonos celulares.
"La aniquiló, simplemente", dijo entusiasta Abdel Ukil, de 31 años. "Estaba seguro de que no superaría el 40%" de los sufragios, agregó en alusión a Le Pen, que en París apenas convenció al 10% del electorado con su programa antiinmigración y antieuropeo.
Su resultado "muestra que el Frente Nacional, aunque con una nueva fórmula, no puede vencer en Francia", se regocijó Johanna, una jurista de 32 años, que junto a su marido y a sus dos hijos pequeños se congregaron ante el cuartel general de Macron.
La alta tasa de abstención, la más alta en Francia desde 1969, preocupa sin embargo a algunos de los partidarios del nuevo presidente.
"La gente no se siente representada, se siente olvidada", estimó Sylvie Semet, de 58 años. "Macron deberá trabajar duro".