Una niña sobreviviente del tiroteo en la Escuela Primaria Robb, en Uvalde, Texas, compartió su historia para “ayudar a que una tragedia como esta no le suceda a otros niños”. Se trata de Miah Cerrillo, de 11 años, quien enfrenta una serie de traumas luego del ataque de este martes.
Ella se encontraba en el aula donde fallecieron las 21 personas; ahora es muy susceptible a los ruidos altos y desarrolló un miedo hacia los hombres. Por ello, sus declaraciones fueron recopiladas por periodistas de la cadena CNN.
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El día del tiroteo, Cerrillo tenía dolor de oído, por lo que su mamá la llevó al médico, de regreso pasaron por un café y su madre le preguntó si prefería ir a casa, pues eran los últimos días de clases y “solo estaban viendo películas”.
La niña se negó y contestó que prefería ir a ver a sus amigos, por lo que su madre la dejó en la escuela, aproximadamente una hora antes del tiroteo.
Cerrillo recordó que ella y sus compañeros estaban viendo la película de Disney “Lilo y Stitch” cuando iniciaron los disparos. Una de las maestras fue a cerrar la puerta, pero el tirador ya estaba ahí.
De acuerdo con su relato, la maestra regresó al salón y el joven, identificado como Salvador Ramos, de 18 años, la siguió. “Hizo contacto visual con una de las maestras, le dijo ‘buenas noches’ y le disparó”, comentó la menor a CNN.
Inmediatamente el sujeto abrió fuego contra la otra maestra y los demás niños. Cerrillo aseguró que las balas volaban junto a ella y que los fragmentos golpearon sus hombros y cabeza.
Luego de disparar a los niños, el joven atravesó una puerta que daba al otro salón. En ese momento Cerrillo escuchó gritos y más disparos. Después, el tirador “puso música triste a todo volumen”.
La menor y otro compañero lograron alcanzar el teléfono de una de las maestras y alertaron al 9-1-1. “Por favor, ven, estamos en problemas”, dijo Cerrillo al operador.
Como tenía miedo de que el atacante regresara a su salón de clases en busca de sobrevivientes, sumergió sus manos en la sangre de un compañero que yacía a su lado, luego, se untó la sangre y fingió estar muerta. “Sentí que fueron como tres horas”, mencionó la niña.
Posteriormente, escuchó a la Policía llegar, pero no entraron al centro educativo. Mientras relataba esta parte de la historia Cerrillo empezó a llorar, dijo que no entendía por qué las autoridades no entraron a rescatar a los otros niños.
Al salir, la menor fue llevada a un hospital, donde le dieron de alta el mismo día, ya que solo presentaba heridas leves por los fragmentos que la golpearon. Sin embargo, comentó al medio, se le están cayendo mechones de cabello.
Para pagar la terapia de Cerrillo, sus padres crearon un espacio en ‘Go Fund Me’, una plataforma estadounidense de financiación colectiva, donde personas de todo el mundo pueden donar dinero.
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Por su parte, la madre de la niña comentó a la cadena estadounidense que esta no es la primera vez que Miah estuvo al borde de la muerte, pues nació con un tumor en el abdomen. Los médicos no esperaban que viviera por mucho tiempo.
A los tres años se sometió a una cirugía para extirpar el tumor; su madre la apodó “bebé milagrosa”, “ahora es aún más cierto”, dijo la mamá al medio con sede en Atlanta.