Kiev. AFP, AP y EFE. Las Fuerzas Armadas de Ucrania fueron puestas en estado de alerta este sábado, anunció el presidente interino Olexandre Turchinov, poco después de que el Parlamento ruso autorizara el envío de tropas a Ucrania.
Turnichov declaró también que había tomado la decisión de reforzar la protección de sus centrales nucleares y “sitios estratégicos” ante una eventual ocupación armada.
Horas antes, el parlamento ruso había aprobado, por unanimidad, desplazar sus tropas en Ucrania, “hasta que se normalice la situación política en ese país”, tal como lo había pedido el presidente Vladimir Putin.
Al tiempo que esto sucedía, la amenaza separatista se extendía rápidamente en regiones prorrusas, especialmente en Crimea, una república autónoma y rusohablante del sur de Ucrania, que es base de la flota naval de Rusia en el Mar Negro.
El ejército ruso se instaló en Crimea, hace más de 200 años, cuando la reina Catalina la Grande construyó una base naval en Sebastopol. Después de la disolución de la Unión Soviética en 1991, Rusia y Ucrania disputaron repetidamente en dividir la Flota del Mar Negro con sede allí.
Emergencia internacional. La situación ucraniana mantuvo en en estado de crisis a gobiernos y organismos internacionales.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió ayer la inmediata restauración de la calma y el diálogo en Ucrania, mientras el Consejo de Seguridad iniciaba una nueva reunión de emergencia –la segunda en menos de 24 horas– para tratar la crisis.
Durante la reunión, Estados Unidos exigió el cese inmediato de la intervención de Rusia, luego de que Kiev clamara por acciones para poner fin a la crisis.
En la noche, el presidente estadounidense, Barack Obama, le dijo a su homólogo ruso, Vladimir Putin, durante una llamada telefónica de 90 minutos de duración, que Moscú violó la ley internacional con su incursión en Ucrania, al tiempo que le pidió replegar sus tropas a sus bases en Crimea y advirtió de represalias de Washington y sus aliados.
Putin respondió diciendo que Rusia tiene derecho a “proteger sus intereses y a la población rusohablante” en Ucrania, según un comunicado del Kremlin.
Otros países también pusieron presión para que Rusia repliegue sus fuerzas armadas: la canciller alemana, Ángela Merkel, reiteró su llamado al Kremlin para que respete la integridad territorial de su país vecino y Canadá retiró su embajador de Moscú.
Amenaza separatista. Los puntos se tensión se multiplicaron en el este y el sur de Ucrania, donde hubo irrupciones de hombres armados en varios sitios estratégicos y manifestaciones prorrusas. Al contrario, en la capital, Kiev, imperaba la calma.
Un centenar de personas resultaron heridas en Jarkov (este de Ucrania) tras una manifestación prorrusa que derivó en un asalto al edificio de la administración regional, donde al parecer se han atrincherado los partidarios de las nuevas autoridades proeuropeas.
En Donetsk, al este de Ucrania, y feudo del destituido presidente Víktor Yanukóvich, las autoridades dijeron que contemplan celebrar un referendo sobre el estatuto de la región de Donbass, imitando a Crimea, y una bandera tricolor rusa fue izada en el consejo regional.
Más de 10.000 personas se manifestaron ayer por la mañana en esta localidad contra las nuevas autoridades de Kiev. En un podio improvisado, oradores expresaban su apoyo a la “aspiración de Crimea a unirse a Rusia”.