Dublín
El referendo sobre el matrimonio homosexual, el viernes, en Irlanda, es otro signo de la pérdida de influencia de la otrora dominante Iglesia católica y de su avance hacia la "irrelevancia", coinciden los expertos.
Los obispos se han pronunciado contra la tentativa de cambiar la Constitución para permitir el matrimonio de personas del mismo sexo, pero los sondeos apuntan a que su esfuerzo es vano.
"La Iglesia católica en Irlanda es una institución muy debilitada", dijo a Diarmaid Ferriter, historiador y profesor de Historia Moderna irlandesa en la Universidad College de Dublín.
"Queda mucha gente que se toma la religión en serio, pero la idea de una Iglesia que arbitra en moralidad, sexualidad y temas matrimoniales no es lo que era", añadió.
Otra realidad. El sociólogo Tom Inglis, autor de Monopolio moral: ascenso y caída de la Iglesia católica en la Irlanda moderna, coincidió con Ferriter.
"Es un signo de que la Iglesia ya no ejerce de conciencia moral de la sociedad irlandesa", dijo en relación con el referendo.
"Hay un elemento de secularización que se abre paso y, al mismo tiempo, la religión se está convirtiendo en algo más personal y privado para la gente que es religiosa", declaró a AFP.
La avalancha de acusaciones de abusos sexuales de los últimos años ha golpeado a la Iglesia católica, poniendo en el punto de mira a su jerarquía por sus presuntos intentos de proteger a los sacerdotes acusados de entorpecer las investigaciones.
La asistencia a misa cayó enormemente en las últimas décadas, si bien el 84,2% de los irlandeses se identifican todavía como "católicos", según el último censo del 2011.
El sacerdote Brendan Hoban, responsable de una parroquia del oeste de Irlanda y fundador de la asociación de curas católicos, dijo que la caída de la asistencia a misa responde a los escándalos de abusos sexuales, al aumento de la prosperidad y a la secularización de la sociedad.
"La Iglesia irlandesa ha fracasado estrepitosamente en afrontar la situación. El número de sacerdotes ha bajado y seguirá haciéndolo significativamente en los próximos años".
"Las parroquias cerrarán. Hay parroquias que tienen 1.000 años y no sobrevivirán", aseguró.
Irlanda discurre por caminos más seculares, en la estela del ataque frontal que el primer ministro Enda Kenny lanzó en el 2011 contra el Vaticano y su gestión de los casos de pederastia.
Su incapacidad para lidiar adecuadamente con el tema mostró "la disfunción, la desconexión y el elitismo" de la cultura del Vaticano, dijo Kenny
El padre Michael Mernagh, uno de los críticos más feroces de los fallos de liderazgo durante los escándalos de abusos, expresó que la Iglesia está "luchando por mantener la relevancia en medio de todos los cambios sociales".
"La Iglesia tiene que buscar en el corazón de su mensaje original, que es uno de amor, tratar de expresarlo y librarse de cosas que no son importantes", declaró.
"Si no es así, la Iglesia se convertirá en totalmente irrelevante", añadió.
A pesar de su oposición al referéendo, los obispos han tratado de mostrarse conciliadores, admitiendo que la Iglesia trató con mucha dureza a gais y lesbianas en el pasado.
Presencia en la vida cotidiana. La pérdida de influencia de la Iglesia no significa que haya desaparecido de la vida de los irlandeses.
Más del 70% de las bodas todavía tienen lugar en iglesias, las campanas que marcan la oración del ángelus siguen sonando dos veces al día en la televisión y radio nacionales, y más del 90% de las escuelas primarias son católicas.
Pero incluso entre los creyentes, hay puntos de vista muy diferentes sobre candentes temas sociales como el matrimonio gay.
La asociación de sacerdotes católicos decidió no tomar una posición pública sobre el referendo después de que una encuesta entre sus miembros revelase posiciones encontradas.
Hoban dijo que la Iglesia se niega admitir su decadencia.
"No asume que hay que tomar decisiones para afrontar el futuro", indicó. "Está siendo desplazada a la periferia de la vida irlandesa", sentenció.