Ciudad del Vaticano. AP. Marie Collins es una asesora papal atípica.
Víctima de la agresión sexual de un capellán de hospital cuando era niña, Collins llegó a ser una prominente activista irlandesa en la lucha por la justicia para las víctimas de abuso por parte de sacerdotes y enérgica crítica del modo en que el Vaticano manejó el escándalo.
Ahora ha sido designada integrante de la comisión del papa Francisco sobre políticas del abuso sexual . Es una de ocho personas –incluidas cuatro mujeres– que ayudarán a precisar el alcance del panel y asesorarán a la Iglesia católica sobre las mejores prácticas para proteger a los niños.
En una entrevista con The Associated Press (AP), Collins dijo que su prioridad es que el Vaticano castigue a los obispos culpables de encubrir a sacerdotes que han violado a menores.
“No le veo ningún sentido tener programas de primera para proteger a los niños si no hay sanciones para un obispo que decide ignorarlos”, dijo Collins por teléfono desde su hogar en Dublín. “El motivo por el que todos están tan indignados no es porque haya abusadores en sus filas. Hay abusadores en todos los estratos sociales. El motivo es el encubrimiento sistemático”.
Francisco anunció a los miembros iniciales de la comisión después de haber sido censurado por grupos de víctimas por una supuesta falta de atención al escándalo, que ha costado a la Iglesia su credibilidad –y miles de millones de dólares– en bastiones tradicionalmente católicos en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica.
El Derecho Canónico dispone sanciones si un obispo incurre en negligencia en el cumplimiento de sus deberes, pero hasta ahora ningún obispo ha sido castigado por negligencia relacionada con los abusos sexuales.
Una oportunidad. Collins admitió que podría decepcionarse. Pero opinó que “vale la pena aprovechar la oportunidad” de participar en la comisión, aun bajo el riesgo de perder credibilidad ante otras víctimas de abusos.
“El motivo de que haya dado mi aprobación se debe a que he estado criticando a la Iglesia por el modo en que hace las cosas y cómo trata a los sobrevivientes”, manifestó. “No aprovechar esta oportunidad para decir estas cosas en el núcleo de la Iglesia, iría contra todo lo que siento”, añadió.
Collins fue agredida sexualmente por el sacerdote Paul McGennis en 1960 cuando tenía 13 años y estaba en el hospital. El tomó fotos sugerentes de la niña. La muchachita padeció depresión y agorafobia durante décadas y estuvo internada más de una vez en hospitales psiquiátricos. Cuando juntó finalmente la valentía como para denunciar a su abusador, su pastor la culpó a ella.
“Me desintegré en mil pedazos”, afirmó. “No hablé con nadie durante diez años”.
Finalmente, las autoridades civiles enjuiciaron y encarcelaron al sacerdote culpable y fue sentenciado dos veces más por vejar a otros niños. Fue despojado del hábito sacerdotal y pasó a ser laico en 1997.
En el 2003, Collins ayudó a la arquidiócesis de Dublín a establecer su propio servicio de protección a la niñez y en el 2012 habló en un simposio apoyado por el Vaticano en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma orientado a educar a los obispos en las normas para proteger a los niños.
El principal grupo de víctimas en Estados Unidos, SNAP, saludó la participación de Collins en el panel de Francisco, como también la principal autoridad de la Iglesia sobre abuso sexual de clérigos, el obispo Charles Scicluna, durante una década el fiscal principal de crímenes sexuales en el Vaticano.
“Su resolución y de hecho la misma narrativa que trae al panel ayudarán a forjar la implementación de las políticas que la Iglesia necesita en este momento”, declaró Scicluna en un correo electrónico a la AP.